Los comicios del Estado de México y Coahuila ofrecen lecciones sobre lo que vendrá para 2024. Por el lado del oficialismo, sorprende el sentido de urgencia del presidente, quien el mismo lunes tomó decisiones de la mayor importancia, por un lado, exhibiendo un sentido conciliador poco usual en él al haber accedido a la exigencia de Marcelo Ebrard de que los aspirantes deben renunciar a sus respectivas responsabilidades; por el otro, erigiéndose no sólo jefe de campaña, sino disponiendo de lo que no le corresponde, que es determinar la integración del gabinete del próximo gobierno.
Los partidos de oposición, en cambio, han exhibido su incapacidad para entender la gran oportunidad que les ofrece el resultado de las elecciones recientes. Un grupo amplio ciudadano presiona para que haya elecciones internas, pero hasta ahora, el único acuerdo de esos partidos parece ser la voluntad de mantener el frente opositor en las condiciones que fracasaron en el Estado de México y así, el 26 de este mes, darán a conocer el método para seleccionar candidato presidencial.
El PRI pasa a la condición de un partido menor en términos de población gobernada, pero su triunfo en Coahuila es emblemático de que sí puede haber recuperación y posibilidades de éxito de la oposición en la elección de 2024. Gobernar bien es el punto de partida y esto significa, al menos para los ciudadanos, recuperar la capacidad para mantener a raya al crimen organizado. El punto débil del adversario está identificado: la inseguridad. Una campaña nacional convincente sobre la capacidad del próximo gobierno de coalición opositora para abatir la impunidad y dar capacidad al Estado para ganar la batalla al crimen, funcionaría muy bien.
Las renuncias de dos miembros del gabinete y especialmente la de la jefa de gobierno de la Ciudad de México dan inicio a la contienda de 2024. La primera etapa, al menos para Morena y sus aliados, que es la selección del candidato (a) presidencial, habrá de concluir en septiembre. La oposición parece tener otros tiempos y otro método. Lo relevante de todo esto es que hay competencia, la alternancia es posible y lo que se perfila desde ahora de manera clara, es el regreso de la pluralidad al Congreso y en los gobiernos locales.