El volcán Popocatépetl, conocido cariñosamente como “el Popo” o “Don Goyo”, se encuentra actualmente activo, generando preocupación entre la población. Sin embargo, esta situación no es nueva, ya que el volcán reinició su actividad a finales de 1994 y ha emitido la alerta amarilla fase 3 de precaución en cinco ocasiones desde el año 2000. A pesar de esto, los científicos hacen un llamado a la calma y a seguir las recomendaciones oficiales basadas en el monitoreo constante que realizan.
Juan Manuel Espíndola, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), enfatiza que el comportamiento actual del Popocatépetl es ligeramente más intenso que en ocasiones anteriores, pero se encuentra dentro de lo observado desde que se activó. Según el experto, se espera que la actividad volcánica continúe en forma de expulsiones de cenizas y explosiones esporádicas, pero se espera que disminuyan en intensidad de manera progresiva durante las próximas semanas.
“Ahora estamos en fase de observación y no se está teniendo información de que esté pasando a una fase de mayor peligrosidad. No hay evidencia de eso”, comenta el investigador.
Es fundamental que la población se mantenga informada a través de los canales oficiales y siga las recomendaciones emitidas por las autoridades. El monitoreo constante realizado por los científicos permite anticipar y evaluar el comportamiento del volcán, lo que ayuda a tomar las medidas necesarias para proteger a la población cercana.
Algunos datos que ponen al “Popo” dentro de los volcanes más peligrosos del mundo
- Cencania con ciudades
Su proximidad a zonas densamente pobladas ha llevado a considerar al Popocatépetl como uno de los volcanes más peligrosos del mundo. Se estima que una gran erupción podría afectar a aproximadamente 25 millones de personas que viven en un radio de 100 km alrededor del volcán. En esta área se encuentran ciudades, pueblos, escuelas, hospitales y aeropuertos, que podrían quedar expuestos a los peligros derivados de una erupción volcánica.
La localidad de Santiago Xalitzintla es la más cercana al volcán, encontrándose a tan solo 12 km del cráter. Esta comunidad, junto con otras cercanas, ha desarrollado una relación peculiar con el Popocatépetl a lo largo de los siglos. Han aprendido a vivir en armonía con la presencia constante de la montaña y han desarrollado medidas de seguridad para afrontar cualquier situación de emergencia. La cultura local se entrelaza con la historia volcánica, y se mantiene un respeto reverencial hacia el poder del Popocatépetl.
El Popocatépetl no solo destaca por su peligrosidad debido a su ubicación cercana a áreas urbanas, sino también por su participación en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico. Este cinturón es una región sísmica y volcánica de gran extensión que bordea el océano Pacífico, con una longitud aproximada de 40.000 km. En este anillo se concentra el 75% de los volcanes del mundo, así como la mayoría de los terremotos que ocurren en el planeta.
- Origen del “Popo”
Con una altura de 5,426 metros sobre el nivel del mar, el Popocatépetl es la segunda montaña más alta de México, solo superada por el Pico de Orizaba. Su nombre proviene del náhuatl y significa “montaña que humea” o “montaña que humea constantemente”, haciendo referencia a su actividad volcánica frecuente. Durante siglos, este gigante ha sido objeto de fascinación y respeto por parte de las comunidades que habitan en sus alrededores.
Junto a él se encuentran otros grandes volcanes, como el Iztaccíhuatl, conocido como “La mujer dormida” debido a su forma característica. Según una popular leyenda mexicana, el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl eran dos jóvenes amantes cuyo amor fue puesto a prueba. El Popocatépetl, un guerrero valiente, partió a la batalla prometiendo regresar victorioso para casarse con su amada Iztaccíhuatl. Sin embargo, durante su ausencia, se corrió el rumor de que había muerto en combate, lo que llevó a la afligida Iztaccíhuatl a fallecer de tristeza. Cuando el Popocatépetl regresó y se enteró de la muerte de su amada, llevó su cuerpo a la cima de la montaña y se quedó a su lado, transformándose en el volcán que conocemos hoy en día. Esta historia ha pasado de generación en generación, convirtiéndose en un símbolo del amor eterno y la devoción.
Pero más allá de las leyendas, el Popocatépetl ha sido testigo de un fascinante proceso geológico a lo largo de su existencia. Con más de medio millón de años de actividad volcánica, ha experimentado varias etapas de crecimiento que han dejado su huella en el paisaje actual. Durante su historia, se formaron al menos otros tres volcanes anteriores al cono actual del Popocatépetl.
- Activo desde 1994
Muchos desconocen que este evento actual es solo un episodio dentro de un período eruptivo que se inició a finales de 1994. De hecho, el Popocatépetl había permanecido en estado de reposo durante aproximadamente 70 años desde su última actividad en la década de 1920.
Este largo período de inactividad había llevado a algunos expertos a plantear la posibilidad de que el volcán siguiera algún tipo de patrón de comportamiento, reactivándose cada siete décadas antes de volver a dormirse. Si bien no se puede afirmar con certeza la existencia de tal patrón, los datos históricos sugieren una cierta regularidad en los eventos eruptivos del Popocatépetl.
El despertar del volcán en 1994 marcó el comienzo de una nueva fase de actividad, que ha continuado intermitentemente hasta el día de hoy. Durante estos años, el Popocatépetl ha experimentado diversas erupciones de distinta magnitud, desde explosiones de gases y cenizas hasta flujos de lava que han alcanzado las laderas del volcán.
Es importante destacar que el Popocatépetl no es un volcán único en su tipo, ya que forma parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, una zona geográfica caracterizada por una intensa actividad volcánica y sísmica. Esta región, que se extiende a lo largo de los bordes del océano Pacífico, alberga a numerosos volcanes activos y es escenario de frecuentes movimientos telúricos.
- El “Popo” se clasifica como un estratovolcán
Clasificado como un estratovolcán, el Popocatépetl se ha construido gradualmente a lo largo de miles de años mediante múltiples fases eruptivas. Este tipo de volcán se caracteriza por su formación en capas, las cuales representan diferentes episodios eruptivos a lo largo de su historia. Cada capa es el resultado de la acumulación de material volcánico, como corrientes de lava y material piroclástico, expulsado durante erupciones pasadas.
Humberto Espíndola, reconocido experto en vulcanología, explica: “Esas capas son de diferentes tipos y pudieron haber sido formadas por corrientes de lava, de material piroclástico, entre otros”. Estos materiales expulsados por el volcán se han depositado en diferentes momentos, creando estratos superpuestos que conforman el cuerpo del Popocatépetl. Es esta acumulación de capas a lo largo del tiempo lo que ha dado lugar a su imponente tamaño y altura, características distintivas de los estratovolcanes.
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