Ricardo Homs
Predecir el futuro hoy es incierto. En política los acontecimientos inesperados pueden cambiar drásticamente el panorama. Estos acontecimientos imprevisibles que cambian el rumbo de la historia ya fueron denominados como “El cisne negro” por el autor libanés, -nacionalizado norteamericano-, Nassim Nicholas Taleb y fueron descritos en su libro del mismo nombre.
Sin embargo, es posible visualizar escenarios a partir de interpretar indicadores de hoy, considerando la posibilidad de que no surja un “cisne negro” en nuestro futuro.
Visualizando el porvenir es importante interpretar dos frases expresadas por el presidente López Obrador. Primeramente, su declaración referente a que probablemente el próximo gobierno se mueva ideológicamente al “centro”.
Esto describe el perfil de Marcelo Ebrard como el candidato que se ajusta a esa identidad, no obstante que el presidente prefiere como sucesor a un incondicional y manejable, como lo son Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López, quienes día tras día se esfuerzan por mostrarle su lealtad, -a él en lo personal-, y a su proyecto de la 4T.
Sin embargo, si él compitiese como candidato de la oposición, -porque en MORENA no le diesen la oportunidad-, seguramente se llevaría a su campaña a un importante número de actuales militantes de MORENA y muchos votos.
Por ello quizá López Obrador lo empiece a considerar como un “as en la manga” si se le complicase imponer a su “corcholata favorita”.
Por ello un candidato tan completo e independiente como Marcelo seguramente genera en el presidente un poco de desconfianza, ya que él espera lealtad absoluta de su sucesor.
De este modo, considerando que el futuro es impredecible y las circunstancias podrían alinearse a favor de Ebrard, el presidente podría estarse blindando con el verdadero “Plan C” para controlar esa eventualidad. Esta es la segunda frase que debemos interpretar.
Para ello es posible que esté considerando la posibilidad de tomar control absoluto de su partido, MORENA, -y de su bancada en el Congreso-, con lo cual él podría gobernar después del 2024 durante largo tiempo, convertido en contrapeso del Poder Ejecutivo, -que antes él ejerció-, iniciando así un “maximato” como el que intentó imponer Plutarco Elías Calles, hasta que el presidente Lázaro Cárdenas lo desactivó, exiliándolo.
El Congreso pone las reglas, -y para que estas estén de su lado y a favor de su proyecto-, López Obrador necesita tener la mayoría calificada, -por lo cual-, luchará con denuedo para conseguirla en la elección del 2024. Seguramente este es el verdadero “Plan C”: gobernar México indefinidamente, -protegiendo su proyecto-, a través de controlar el Congreso, convertido entonces en el contrapeso que impone las reglas.
Por ello, -para aumentar el blindaje-, López Obrador cuenta también con un “Plan D”, el cual no debe evidenciar porque sería ofensivo si él simplemente lo insinuase. Esto explica su interés por congraciarse continuamente con los altos mandos del Ejército, pretendiendo tenerlos de su lado cuando él deje la titularidad del Poder Ejecutivo y por ende, la comandancia suprema de las Fuerzas Armadas.
A final de cuentas, MORENA no es una institución política con vida propia, sino un movimiento social y político, -con registro para competir en las elecciones a cargos de elección popular-, pero al servicio de su persona. MORENA es simplemente un apéndice del presidente.
Tomar control del Congreso para convocar al Constituyente y rehacer nuestra Constitución, sería su objetivo, como lo hizo Hugo Chávez en Venezuela.
Por tanto, si la oposición no cae en la cuenta de que la verdadera batalla electoral no es por la presidencia de la república, -sino por el control del Congreso-, entonces nuestras peores pesadillas se volverán realidad, pues Andrés Manuel López Obrador tendrá la mayoría parlamentaria para reformar al Poder Judicial, Al INE, INAI y a todas las instituciones que hoy estorban a su proyecto transformador.
Las dictaduras han estado entrando hoy a Latinoamérica a través de elecciones democráticas, como sucedió con Venezuela y Nicaragua.
Ganan la elección presidencial, después toman control del Congreso y reforman la Constitución, para poder eternizarse.
En las elecciones del 2024 los partidos políticos de oposición a la 4T tendrán la decisiva responsabilidad de buscar a los candidatos más competitivos electoralmente, que en cada comunidad sean capaces de derrotar al representante de MORENA y sus aliados, para llegar no sólo al Congreso Federal, sino también a los congresos estatales.
Para lograr este triunfo los dirigentes de los partidos de oposición deben estar abiertos a apoyar candidaturas ciudadanas locales, y ya no colocar en esas posiciones a sus familiares, amigos, o a los recomendados de militantes poderosos, -y menos aún someter las candidaturas a subasta-, como ya ha sucedido.
En el 2024 estará en juego la sobrevivencia de nuestra endeble democracia, -y por ello-, la sociedad debe exigir a los partidos de oposición responsabilidad, y no la frivolidad que hasta hoy han estado exhibiendo.
LA DURA LECCIÓN DE LAS CAMPEONAS
Por donde pasa la 4T siembra encono y conflicto, ya sea en la ciencia, el arte o incluso el deporte, por citar sólo tres ejemplos.
La soberbia de quienes han llegado a ejercer poder en ámbitos de toma de decisiones de estas áreas tan importantes para la sociedad alcanza actitudes dictatoriales.
Hoy vemos el afán destructivo y de conflicto que se vive en el deporte.
El caso de las campeonas de natación artística se les salió de control, pues cuando para hacerse ver y obtener apoyo gubernamental para ir a competir a Egipto en el certamen internacional anunciaron que venderían trajes de baño, las ignoraron.
Ahora que regresan con tres medallas de oro nos enteramos por boca de Ana Gabriela Guevara que estas campeonas ya son deudoras y no solo eso, sino que se menosprecia su triunfo y son llamadas mentirosas por el mismo presidente de la república. Se ha criticado incluso a quien confió en ellas y las ayudó a llegar a Egipto, aportando los recursos económicos.
¿Así se promueve el deporte en los tiempos de la 4T?
Tener éxito al margen del oficialismo hoy se castiga duramente con el desprecio y la deshonra, como lo vimos con el reconocimiento internacional otorgado a la ministra Norma Piña.
Por lo visto hoy se pretende elogiar el fracaso y la carencia de aspiraciones. ¿Ese es el México que merecemos?
¿A usted qué le parece?
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