Por Antero Carmona
El agua se considera el recurso natural más importante del planeta, y la base de toda forma de vida. Sin embargo, este importante recurso se ve afectado por diversas actividades humanas, muchas de ellas efectuadas de forma irresponsable.
Ante ello, es fundamental implementar estrategias adecuadas que mejoren su aprovechamiento, su retención y su almacenamiento, tanto superficial como subterráneo.
La captación de agua pluvial resulta ser una gran herramienta para hacer frente al uso eficiente del agua, además, nos permite rescatar los suelos con algún proceso de erosión y/o degradación.
Entre los factores más importantes que originan la pérdida de suelo y agua se encuentran; el cambio en el uso del suelo, la deforestación, el sobre pastoreo, los incendios forestales, entre otros, que a su vez, provocan inundaciones, el desbordamiento de ríos, el azolve en cuerpos de agua y en obras hidráulicas -drenaje-, además, ocasiona la alteración climática y la contaminación de acuíferos, lo que contribuye al deterioro de las condiciones ambientales y socio-económicas de la población, siendo las comunidades con cierto rezago social las más afectada.
En México, la cosecha de agua se define como la recolección de agua obtenida de las lluvias con fines productivos y, al mismo tiempo, como medida en la conservación de suelos. Esta práctica de captación y el almacenamiento de agua pluvial se destina, principalmente, para que las comunidades cuenten con agua para sus actividades agropecuarias y consumo humano.
Entre las actividades más comunes para la cosecha de agua encontramos:
- Microcaptación.
- Macrocaptación.
- Derivación de manantiales y cursos de agua mediante bocatomas.
- Cosecha de agua en techos de vivienda u otras estructuras impermeables.
- Captación de aguas subterráneas y freáticas.
- Captación de aguaatmosférica.
La cosecha de agua no es un concepto nuevo, existe modelos de captación desde hace miles de años, aplicándose en todo el mundo con una gran variedad de técnicas. Acciones que permiten mejorar e incrementar la retención, almacenamiento –tanto superficial, subsuperficial o subterráneo– y regulación del agua pluvial, con la finalidad de crear reservas de agua. De esta manera se logra obtener, conservar y utilizar grandes volúmenes de agua para diversos fines.
En nuestro país la cosecha de agua pluvial se realiza a pequeña escala, y su uso se dirige a nivel familiar o proyectos de bajo impacto. Sin embargo, debido al estrés hídrico que vive el país, la cosecha de agua se debe aplicar a pequeña, mediana y gran escala, contribuyendo a satisfacer las necesidades de las medianas y grandes urbes, así como a las actividades productivas y ecosistémicas.
Debemos comprender que el creciente déficit de agua de buena calidad es producto del crecimiento demográfico, por el aumento acelerado de actividades económicas como la agricultura, ganadería, minería, industria, etc., por la contaminación de los cuerpos de agua, los cambios en el uso del suelo que, reducen la retención del agua, acelerando las descargas hidrológicas y, obviamente, la creciente variabilidad de las lluvias a consecuencia del cambio climático..
No obstante, si se efectúan correctas obras hidráulicas para la cosecha de agua en todo el país, habrá suficiente agua disponible para ser captada por estos sistemas.
Es tiempo de actuar, se debe implementar proyectos hidráulicos a gran escala, los cuales deben incluir acciones de conservación y retención de agua, principalmente en las zonas hídricas aportantes y con estrés hídrico. En pocas palabras, cambiar el paradigma de la gestión de las aguas de lluvia puede ser la respuesta.