Venus, el segundo planeta más cercano al Sol y nuestro vecino más próximo en el sistema solar interior, ha sido objeto de fascinación y misterio durante siglos.
Venus con su atmósfera densa y opresiva, altas temperaturas superficiales y una serie de fenómenos geológicos intrigantes, Venus es un mundo que ha cautivado la imaginación de científicos y aficionados a la astronomía por igual.
La exploración de Venus ha sido un desafío debido a las duras condiciones en su superficie. Las primeras misiones espaciales, como la sonda soviética Venera y la misión Mariner de la NASA, proporcionaron las primeras imágenes de la superficie venusiana en la década de 1960. Estas misiones revelaron un paisaje árido y desolado con una gran cantidad de cráteres de impacto. Sin embargo, debido a la alta temperatura y la presión atmosférica extrema, la duración de las misiones en la superficie de Venus fue limitada.
Recientemente, se han propuesto nuevas misiones y conceptos de exploración para estudiar Venus en mayor detalle. La NASA dos misiones, VERITAS y DAVINCI+, para comprender mejor la geología y la composición atmosférica. Estas misiones se centrarán en investigar los procesos volcánicos y tectónicos, así como en analizar la atmósfera.
El hallazgo tiene que ver con lo que han denominado una molécula rara llamada fosfina y la cual en la Tierra se produce industrialmente o por la presencia de microbios que son capaces de sobrevivir en ambientes libres de oxígeno.
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Los resultados de esta investigación fueron publicados en Nature Astronomy, y allí se revela que fue gracias al telescopio James Clerk Maxwell, situado en Hawái, y el Alma, situado en Chile, que se pudieron cruzar datos para poder encontrar un único resultado que pudiese confirmar este tipo de vida “aérea” extraterrestre y los microbios pueden vivir en ambientes sin oxígenos.
Según detalla el estudio, las moléculas de fosfina están compuestas en hidrógeno y fósforo, y para poder llegar a una conclusión cotejaron la información recogida por estos dos grandes aparatos.
“Este fue un experimento hecho por pura curiosidad, en realidad; aprovechando la poderosa tecnología de JCMT y pensando en futuros instrumentos. Pensé que seríamos capaces de descartar escenarios extremos, como que las nubes se llenaran de organismos. Cuando obtuvimos los primeros indicios de fosfina en el espectro de Venus, ¡fue un shock!”, reveló la profesora Jane Greaves a la Sociedad Astronómica Real, RAS.
Una vez los astrónomos vieron que la data recogida por los expertos en ambas latitudes coincidía, se procedió a realizar una serie de cálculos para intentar descifrar de dónde provenían estas moléculas; aunque podrían tratarse de procesos naturales desarrollados en Venus, los expertos aún necesitan más información para poder confirmar que se trata de que es así.