Por Antero Carmona
Erróneamente se ha dicho que este tiempo en el que la actividad humana disminuyó -en ciertos sectores- a causa de la contingencia de salud, ayudó a que nuestro planeta se recuperara y alcanzando cierta estabilidad.
Pero, esto es totalmente falso. La gente se entusiasmaba por diversos videos difundidos en redes sociales donde se observan ballenas y delfines en las costas de muchos lugares del mundo, aves en zonas urbanas o, diversos mamíferos como venados, jabalíes y cabras silvestres en ciudades europeas. Permítanme decirles que esta fauna silvestre siempre ha estado ahí, sólo cambió sus hábitos ante la ausencia o perturbación humana. Es importante señalar que no es un reflejo de la recuperación de poblaciones silvestres, o de que hayan mejorado las condiciones de los ecosistemas.
Un ecosistema impactado, fragmentado o destruido; ya sea por incendios forestales, ampliación de la frontera agropecuaria, industria, urbanismo, contaminación, entre otros, tarda cierto tiempo en recuperarse y esto tiene relación con el tipo de afectación o daño provocado –severidad-, ya sea al suelo, al recurso hídrico, a la cubierta forestal o a la biodiversidad.
Diversas investigaciones sugieren que, un ecosistema se puede recuperar en un tiempo medio de 50 años. Pero al examinar el tipo de daño, si se trata de afecciones combinadas de distinto origen, la recuperación se produciría en un lapso de 100 a 200 años, o más.
Por ejemplo; un bosque o selva puede tardar 45 años en recuperar su cubierta forestal, pero si el daño también fue a los suelos esta recuperación podría tardar más años. Ahora bien, la recuperación de las especies silvestres (biodiversidad) puede tardar varias décadas o siglos, ya que alcanzar una estabilidad a nivel de organismo con el ecosistema no es nada sencillo, es un proceso de sucesión y evolución, que se lleva a cabo de generación en generación, siendo aún más difícil si los impactos son sucesivos, como la presencia de incendios forestales.
Si pensamos que estando en cuarentena dio un respiro al planeta, aún no hemos entendido nada. Con nuestro encierro sólo hemos liberado un pequeño espacio que no nos pertenecía, desgraciadamente seguimos contaminando, generando más residuos (basura) por nuestro consumo compulsivo irresponsable, utilizamos más energía proveniente de combustibles fósiles –abonando al calentamiento global-, consumimos más agua potable, y como resultado, generamos mayores descargas de aguas residuales.
Recuerda y ten en mente que, no hemos hecho nada por mejorar las condiciones del planeta, esta pandemia provocada por el SARS-CoV-2 sólo es una llamada de atención a nuestra especie: “si no cambiamos y evolucionamos, nuestro destino será claro, una especie más en la sexta extinción masiva“.