Vero y Prisco, una historia de amistad a muerte en la antigua Roma

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La historia de Vero y Prisco es una historia de amistad y valentía en el mundo de los gladiadores romanos

 

Vero, era un niño bárbaro alemán, el cual fue capturado por los romanos y hecho esclavo en las canteras. Allí, creció y trabajó duramente. Con el tiempo, decidió cambiar su pico por una espada de gladius y asistió a la escuela de gladiadores, donde conoció a otro candidato llamado Priscus, el hijo de un esclavo.

Los jóvenes se enfrentaron en una lucha de demostración en la arena, y ambos impresionaron a los entrenadores con su valentía y fuerza. Los dos fueron seleccionados para entrenar juntos, y se convirtieron en mejores amigos. Juntos, lucharon como un equipo y ganaron popularidad entre el público romano.

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En el año 80 de nuestra era, el emperador Vespasiano ordenó que se celebraran los juegos en el recién construido Coliseo. Verus y Priscus se enfrentaron en una batalla histórica donde el ganador recibiría la libertad y el perdedor, una mortaja funeraria. Vero luchó como hoplomaco y Prisco como murmillón, cada uno con su propio equipo de protección y armas.

La audiencia, incluyendo al poeta romano Marco Valerio Marcial, quedó impresionada por la lucha igualmente pareja y la valentía de ambos gladiadores. El emperador Vespasiano decidió que uno de ellos debía morir. Ordenó que la lucha continuara sin escudos hasta que uno de ellos cayera.

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Finalmente, cuando ambos luchadores estaban ensangrentados y exhaustos, la multitud comenzó a pedir clemencia. Pero el emperador ordenó que la lucha continuara hasta la muerte.

En un giro inesperado, el emperador decidió que ambos merecían la libertad, y se les otorgó a cada uno una corona de laurel y una espada de madera, un símbolo de su libertad recién ganada.

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Después de la batalla, Prisco se convirtió en entrenador en la escuela de gladiadores de Flavio Quinto Valerio, mientras que Vero regresó a su hogar en Alemania.

La mayoría de los historiadores modernos creen que el emperador Vespasiano planeó el resultado de la batalla para ganarse el amor de los romanos después de un gran incendio que devastó la ciudad.

En cualquier caso, la historia de la amistad y la valentía de Vero y Prisco continúa cautivando a las personas hasta el día de hoy.


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