El Día Mundial del Cáncer de Ovario se celebra cada 8 de mayo con el objetivo de aumentar la conciencia sobre esta enfermedad y promover la prevención y el diagnóstico temprano. El cáncer de ovario es uno de los cánceres ginecológicos más comunes y peligrosos para las mujeres en todo el mundo.
El cáncer de ovario ocurre cuando las células anormales crecen en los ovarios y forman tumores. A menudo, el cáncer de ovario no presenta síntomas en las etapas iniciales, lo que dificulta su detección temprana. Cuando los síntomas aparecen, pueden incluir dolor abdominal, hinchazón, pérdida de apetito, fatiga y cambios en los hábitos intestinales o urinarios.
Aunque se desconoce la causa exacta del cáncer de ovario, existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de desarrollar esta enfermedad. Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada, antecedentes familiares de cáncer de ovario o mama, antecedentes personales de cáncer de mama, y haber tenido problemas de fertilidad.
La detección temprana es crucial para mejorar las posibilidades de supervivencia del cáncer de ovario. Sin embargo, no existe una prueba de detección universal para esta enfermedad. A menudo, se realiza un examen pélvico y una ecografía transvaginal para detectar el cáncer de ovario en las primeras etapas. En algunos casos, se puede recomendar una prueba de sangre que mida los niveles de una proteína llamada CA-125, que a veces está elevada en mujeres con cáncer de ovario.
El tratamiento del cáncer de ovario depende del estadio y de la extensión de la enfermedad. En las etapas iniciales, la cirugía para extirpar los tumores es la opción de tratamiento más común. En casos más avanzados, se pueden recomendar la quimioterapia y la radioterapia. Es importante tener en cuenta que cada caso de cáncer de ovario es único, y que el tratamiento debe ser personalizado para el paciente.