Todas las personas están obligadas a garantizar los derechos de niñas y niños, y las políticas públicas deben ser diseñadas con perspectiva de género, más aún las enfocadas a la niñez y adolescencia, para que conozcan y apliquen los conceptos de perspectiva de género e igualdad sustantiva, afirmó la especialista en el tema de Primera Infancia, Brenda González García, al impartir la primera sesión del Módulo II “Perspectiva de infancia” del Diplomado “La tutela de los derechos humanos con perspectiva de género” convocado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM).
Puntualizó la necesidad de que las y los integrantes de familias y comunidades ya no reproduzcan estereotipos de género atribuidos a las personas por su sexo, de lo contrario, las nuevas generaciones continuarán con prácticas que conllevan a la violación de los derechos, en particular de las mujeres, con quienes se tiene una deuda histórica.
Tras mencionar los diferentes instrumentos jurídicos e instituciones internacionales para la protección de la niñez, precisó que la Convención sobre los Derechos del Niño, que la ONU puso en marcha en septiembre de 1990, contiene un nuevo paradigma, al abandonar el concepto del niño como objeto y establecer que si bien requieren de asistencia, protección y cuidados especiales, son sujetos de derechos, deben tener participación y su voz debe ser escuchada para la toma de decisiones que les impactan, pues lo primordial que busca la Convención es su desarrollo integral.
González García dijo que el Estado es el primer garante de los derechos de la niñez, pero hay otros actores como la familia y la comunidad, que también son importantes para un desarrollo integral que conlleve el ejercicio del derecho a la educación desde la primera infancia y eliminar métodos de disciplina violenta de la crianza para avanzar hacia una que sea respetuosa, amorosa y sensible.
Aseguró que la niñez, al igual que los adultos, tienen los derechos a la vida, a la salud y seguridad social, alimentación, educación, a la identidad jurídica, a un nombre, al desarrollo de su personalidad, a la no discriminación, a la seguridad jurídica y al debido proceso, el que tienen niñas, niños y adolescentes migrantes, a la recreación, descanso y juego; a la libertad de convicciones éticas, pensamiento, conciencia, religión y cultura; entre otros, los cuales se interrelacionan y procuran la protección de la infancia y adolescencia.
La especialista precisó que las y los niños son los seres más importantes del mundo, por tanto, las personas adultas están obligadas a darles un ambiente enriquecido para el aprendizaje, un ambiente respetuoso y sin violencia; a deconstruir conceptos, avanzar hacia nuevas masculinidades y reconstruir desde la infancia, nuevas normas y valores con perspectiva de no discriminación, igualdad y perspectiva de género.