Por: Daniel Valdez García
Te distraigo un poco con esta carta que te dirijo con respeto, cariño y admiración. Sé que hay quien no tiene el hábito de leer, pero no vi la posibilidad de hacer algo más breve.
Normalmente la vista aporta una experiencia inmediata. En cambio la audición pide OÍR, CONMOVER Y CONVOCAR. Se habla mucho de ver la realidad hoy yo deseo hablar de OÍR la realidad, porque el ver es inmediato, en cambio para oír se tiene que PERMANECER hasta que se acaba lo que se tiene que oír.
En México tenemos esta frase: “lo último que se pierde es la esperanza”, cuyo origen es el mito griego de la Caja de Pandora.
De acuerdo a este mito, el dios Zeus quiso vengarse de Prometeo por haber robado el fuego para dárselo a los humanos y para ello creó a la primera mujer, Pandora, para que se casara con Epimeteo, hermano de Prometeo. Zeus regaló un recipiente cerrado (la mal llamada ‘caja’) a Pandora que no debía ser abierta bajo ninguna circunstancia. Sin embargo la curiosidad fue más fuerte que ella y Pandora abrió el contenedor, liberando así todos los males del mundo. Cuando Pandora logró cerrar la “caja”, sólo quedaba un elemento dentro: la esperanza. Es por ello que muchos consideran que la frase “la esperanza es lo último que se pierde” proviene de esta historia griega.
En la actualidad tanto en el mundo como en México escuchamos lamentos de todo tipo frente a lo que vivimos. Y no es por la Sindemia tras la pandemia de COVID-19. Es como si no quisiéramos ver el conjunto de males y sus consecuencias que han tenido un origen remoto, y aún buscan culpables en lugar de hacerse responsables.
Es totalmente cierto que superan las necesidades y aún las naciones con mayor desarrollo enfrentan verdaderos dilemas éticos de todo tipo, los cuales son mayores en los países en vías de desarrollo. Lo más claro es que la economía actual no tiene un rostro humano, discrimina y “descarta”, como dice el Papa Francisco.
Para afrontar los posibles riesgos hay muchas matrices, como el FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas), sin embargo la mayoría es poco introspectiva y poco analítica por sistema, ya que la educación oficial, a la que acudimos la mayoría, poco favorece la crítica y poco promueve el ser emprendedores, y prácticamente nada se hace por tener finanzas sanas.
Como país hemos enfrentado con ejemplar solidaridad los desastres naturales, entre los cuales están los sismos de magnitud mayor a siete grados. Es justo cuando la esperanza no defrauda, hasta los perritos rescatistas tienen fama mundial.
Cuando los mexicanos logramos unir nuestros principios y valores logramos unidad y fraternidad ejemplares. Es ahí cuando nada nos divide, ni la afición al fútbol, ni las izquierdas o derechas, ni la religión ni los partidos políticos. Porque México somos todos y superamos barreras siendo capaces de tender puentes de unión y de reconciliación dejando de lado ofensas, descalificaciones y agresiones. Si PODEMOS SER ÉTICOS cuando nos une nuestra identidad nacional. No necesitamos sólo de desgracias para unirnos. Lo hacemos cuando florece la esperanza en nuestras almas, mentes y corazones. Entonces la esperanza anida haciendo que seamos edificantes los unos a los otros.
Quien se centra en problemas tiene más problemas; cuando se centra en las posibilidades se tienen más oportunidades. Quien vive atorado en el pasado se hace la víctima y tarde que temprano se torna en un manipular destilando rencor. Abrir la caja de Pandora es abrir la posibilidad a todos los males, y así solo quedará la esperanza.
En 1938 decretó la apropiación legal del petróleo el presidente Lázaro Cárdenas, para el pago muchísimos mexicanos aportaron dinero y especie, solo que el presidente había recibido los préstamos de Estados Unidos para indemnizar a las 17 compañías. Y nos preguntamos ¿qué fue de esos bienes de los mexicanos y qué pasó con esas 17 compañías?, ¿dónde quedó el dinero de esos buenos mexicanos?
La esperanza no defrauda, sino las personas que abusan de la confianza y hasta ingenuidad de los demás.
ESPERAR la esperanza es una de las peores manipulaciones y frustraciones. En su novela “Esperando a Godot”, Samuel Beckett nos da una muestra de ello; unos hombres esperan en el parque y a la tarde siempre llegan alguien para decir “hoy no vendrá Godot”. La gente espera legítimamente que cambien los gobiernos sus corruptelas; que sacerdotes y pastores seamos más cercanos y acompañen con humildad las luces y las sombras de su caminar; que la ciencia de nuevas soluciones sin generarse nuevos problemas; que los maestros formemos ciudadanos éticos socialmente responsables; que los médicos tengamos trato grato, adecuado y digno a sus pacientes; que los abogados defiendan a las víctimas y no a los delincuentes; que los empresarios contribuyan sin evadir impuestos. En fin, las futuras generaciones tienen derecho a un México más justo y más libre para todos. Así que es importante que cada mexicano respete al que está a su lado, ¡somos hermanos!; y que cada mexicano agradezca lo bueno del pasado y se abra a una auténtica esperanza siendo testimonio fehaciente del México que avanza. Urgen líderes y autoridad de territorio, no de escritorio.
La política es tarea de todos, la ideología es ocupación de pocos. Solo que si cada uno no se encuentra a sí mismo y no sana, no aporta, divide y solo habla y actúa desde su rencor y frustración. Y eso es en toda la vida, en psicología se llama “atracción fatal” y la periodista norteamericana Regina Brett en su libro “Dios nunca parpadea” lo describe maravillosamente. Hoy por hoy, la mercadotecnia se basa en la emociones y eso es un gran desafío porque está en todos lados. Eso es también un peligro porque es una puerta a la enajenación y manipulación. Hay en muestra patria muchos ciudadanos que no dañan, sino que están dañados y están tratando de ser buenos mexicanos.
Aún persisten aquellos que confían ciegamente en los sacerdotes, los médicos, los políticos y los abogados como si fueran Dios. La esperanza no defrauda cuando no es ciega ni muda. La esperanza para los que creemos en Jesucristo debe ser auténtica, dinámica y honesta. No se puede creer en Jesús y robar o hacer el mal al prójimo. Eso es una conciencia anestesiada y dormida. Son como los que dicen tener esperanza creyendo en Dios y votando por autoridades adversas a sus creencias, así es como votan como paganos.
Sé que nuestra sociedad es más visual que de lecto-escritura. Por eso hemos de hacer el esfuerzo de ser más cercanos, de recurrir a la imagen. Una imagen dice más que las palabras. Tú eres México, yo soy México, todos somos México. Sin el encuentro con uno mismo no hay conexión con loe demás. Sin autenticidad no hay mexicanidad. La pluralidad es nuestra riqueza, y la unidad está en nuestra propia identidad. El cambio que esperas empieza por ti mismo.
Yo tengo esperanza porque Dios es más grande que cualquier problema que nos aqueja. Y la Virgen de Guadalupe nos vuelve a decir: “Que no estoy yo aquí que soy tu Madre”. Nos tenemos para orar juntos, para llorar juntos, para luchar juntas y para estar unidos por sobre todas las cosas.
¡Que vivan los mexicanos!
¡Que viva México!