El jueves 20 de abril de 2023 será recordado como un día histórico para SpaceX, ya que ese día la Starship realizó su primer vuelo de prueba, convirtiéndose en el cohete más alto y poderoso del mundo, aunque su lanzamiento terminó en una explosión catastrófica apenas cuatro minutos después.
El vuelo de prueba, que tuvo lugar en la plataforma de lanzamiento de Boca Chica, Texas, generó una gran nube de polvo y escombros que se esparció por toda la zona cercana, provocando la rotura de ventanas y temblores en las casas de ladrillo de la ciudad. La explosión también dejó grandes pedazos de escombros volando por el aire, impactando en objetos cercanos como vidrios de automóviles.
A pesar de la orden del juez del condado de Cameron de cerrar algunas vías cercanas al área de la explosión hasta el viernes al mediodía para proteger la salud y la seguridad pública durante la limpieza de las anomalías, las autoridades no informaron de preocupaciones inmediatas sobre los escombros que pudieran afectar la salud de las personas.
Aunque la Starship fue diseñada para revolucionar la industria de la exploración espacial, este incidente dejó claro que la tecnología espacial de vanguardia puede tener impactos significativos en el medio ambiente y en las comunidades cercanas.
Eric Roesch, un experto en cumplimiento ambiental y evaluación de riesgos, señaló que él y otros expertos habían advertido sobre los riesgos ambientales en la región, pero que sin un análisis del polvo y los escombros, era difícil determinar si eran o no dañinos para la salud humana.
Los residentes también expresaron su preocupación por los riesgos ambientales asociados con los lanzamientos de SpaceX, y aunque reconocieron que la compañía había generado empleos en la región, la explosión fue un recordatorio de las desventajas ambientales.