A partir del 31 de marzo, personas transgénero verán vetada su participación en las competiciones femeninas de atletismo así lo anunció la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics).
Solventada la reglamentación del hiperandrogenismo -la normativa veta a todas aquellas atletas cuya tasa de testosterona se encuentre por encima de los parámetros comunes-, Sir Sebastian Coe se niega a abrirse más frentes, dejando fuera a los transgénero.
“El Consejo de World Athletics decidió excluir de las competiciones femeninas internacionales a los atletas transgénero hombres y mujeres que hayan tenido una pubertad masculina, ahora el consejo ha tomado medidas claras para proteger la categoría femenina de nuestro deporte y hacerlo restringiendo la participación de los atletas transgénero e intersexuales”, explicó Sebastian Coe.
La mayoría de los actores del atletismo consultados “estimaron que las atletas transgénero no deben competir en la categoría femenina”, explicó.
“Para muchos, las pruebas de que las mujeres trans no conservan una ventaja sobre las mujeres biológicas son insuficientes. Quieren más pruebas antes de tomar en consideración la opción de una inclusión en la categoría femenina”, añadió el máximo dirigente de World Athletics.
El reglamento actual dictaba que las atletas transgénero que quisieran participar en la categoría femenina mantuvieran su tasa de testosterona bajo el umbral de 5 nanomoles/l durante un año.
Por otra parte, las atletas intersexuales, por ejemplo la emblemática corredora sudafricana Caster Semenya, deben desde abril de 2018 mantener su tasa de testosterona bajo los 5 nml/l durante seis meses para para estar autorizadas a participar en las distancias que están entre los 400 metros y la milla (1.609 metros).
Ese reglamento había sido denunciado por Semenya (dos veces campeona olímpica y tres veces campeona mundial en 800 metros), que se niega a someterse a un tratamiento hormonal o una operación. La deportista sudafricana perdió los recursos interpuestos, especialmente ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).
El Comité Olímpico Internacional (COI) había pedido a las federaciones deportivas en noviembre de 2021 que establecieran sus propios criterios sobre las personas transgénero e intersexuales en las competiciones de alto nivel.
El debate se había ido gestando en los últimos años, tan pronto como la haltera Laurel Hubbard competía en los Juegos de Tokio 2020 en la categoría femenina y la nadadora Lia Thomas se abría paso en la natación universitaria estadounidense, y se ha estado debatiendo en estos meses en World Athletics.