- Con Tren Maya se están cometiendo etnocidio y ecocidio, académicos
- A los indígenas no les han tomado parecer sobre este proyecto
El equilibrio entre agua dulce y agua salada en la Península de Yucatán, se encuentra seriamente amenazada por el proyecto del Tren Maya, advirtieron especialistas y académicos de la UNAM.
Con ello, el abasto de agua para consumo humano está en serios problemas pues a mayor consumo, la salinización llegará a los mantos acuíferos de esa región, lo que ocasionará desabasto de agua.
En el marco del Día Internacional del Agua, y el coloquio Tren Maya: análisis de los impactos desde la academia, los investigadores dijeron que se está cometiendo un etnocidio (destrucción de un grupo étnico o de su cultura) y un ecocidio (destrucción de gran parte del medio ambiente) por el desarrollo de este proyecto.
Luis Zambrano, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y del Sistema Nacional de Investigadores, señaló que a pesar de haber hecho solicitudes con distintos organismos del estado y escuchen a la academia pues no han tenido el eco que esperaban.
En este sentido, Rodrigo Medellín, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, dijo que los académicos podrían sentarse con los expertos del gobierno para poder entender claramente de dónde venía esta iniciativa y hacia dónde iba y cómo podríamos ayudar y sumarnos a todo este proceso. Sin embargo, nos han cerrado la puerta en las narices una y otra vez.
La Dra. Luisa Falcón, licenciada en ciencias Sociales por la UNAM, dijo que los constructores no saben cómo están los flujos de aguas subterráneas, ni la circulación del agua ya que en esa zona existe el sistema de cuevas sumergidas más grande del mundo. El equilibrio del agua dulce y salada se verá afectada irremediablemente.
Además, no se han hecho estudios de factibilidad económica, expuso por su parte la Dra. Ana Esther Ceceña, investigadora del IIE de la UNAM, por lo que no se sabe si los capitales que se esperan en materia turística van a llegar. Por otro lado, el daño ambiental será severo, por la basura debido al consumo humano, la eliminación de manglares o la salinización del suelo. Y tampoco se les ha preguntado a los pueblos originarios de la región sobre qué piensan del proyecto.
Y es que desde enero del 2020 comunidades de la Península de Yucatán y algunos colectivos y Ongs interpusieron demandas en contra de este proyecto y reclamaban violaciones a sus derechos humanos ambientales, el derecho a la consulta y el consentimiento de los pueblos indígenas, comentó por su parte el abogado Gustavo Alanís.
Añadió que se puede llegar a tener una verdadera participación social a través, por ejemplo, de la consulta pública que contempla la Ley General del Equilibrio Ecológico. Participación social a través de la reunión pública de información que también está contemplada en la legislación Ambiental federal y en el reglamento en materia de impacto ambiental.
Explicó que el convenio 169 en materia internacional dice que cuando estás en presencia de comunidades indígenas tienes que consultarles y hacerlo de manera informada y culturalmente adecuada, características con las que definitivamente no se ha cumplido.