Francisco Labastida Ochoa, quién fuera ex candidato presidencial del PRI en el año 2000, ha señalado la corrupción dentro de su propio partido, condenando la mala dirigencia encabezada por Alejandro Moreno. Labastida asegura que Moreno ha buscado exclusivamente su beneficio personal y que la corrupción ha sido particularmente grave entre los gobernadores contemporáneos, describiéndola como “corrupción al cuadrado”.
Labastida ha hablado sobre los gobernadores que perdieron las elecciones estatales y que, según él, se vendieron al mejor postor y traicionaron al priismo. Aunque siempre ha habido malversaciones entre los gobernadores, Labastida ha destacado que la corrupción ha sido particularmente grave en esta camada de mandatarios.
En cuanto a las próximas elecciones en Coahuila y el Estado de México, Labastida ha pronosticado buenos resultados para el PRI. En Coahuila, se espera que la fragmentación del voto de Morena y sus aliados juegue a favor del partido. En el Estado de México, la unidad del priismo mexiquense y las virtudes de Alejandra del Moral podrían ser determinantes para el éxito del partido.
Labastida se ha negado a expresar un favorito entre los personajes que han levantado la mano dentro del PRI para contender por la presidencia en 2024, argumentando que “sería el beso del diablo”. A pesar de esto, ha destacado la calidad de los perfiles que se están presentando.
Los comentarios de Labastida sobre la corrupción dentro del PRI son una señal preocupante para un partido que ya ha visto una disminución en su apoyo en las últimas décadas. En un momento en que los ciudadanos mexicanos están demandando cada vez más transparencia y responsabilidad por parte de sus líderes políticos, la confesión de corrupción dentro del partido podría ser vista como una traición a los ideales que el PRI dice defender.
El hecho de que Labastida se haya negado a expresar un favorito para la carrera presidencial del 2024 también podría ser una señal preocupante para el partido. Los ciudadanos mexicanos podrían ver esto como una falta de liderazgo y una falta de confianza en los líderes potenciales del partido.
Sin embargo, el optimismo de Labastida sobre las próximas elecciones en Coahuila y el Estado de México podría ser una señal de esperanza para el PRI. Si el partido puede demostrar que es capaz de competir de manera efectiva y justa en estas elecciones, podría recuperar algo del apoyo que ha perdido en los últimos años.
Es importante destacar que el problema de la corrupción no es exclusivo del PRI, sino que es un problema sistémico en la política mexicana. Muchos partidos y políticos han sido acusados de corrupción en México, lo que ha llevado a una pérdida generalizada de confianza en la clase política del país.
En última instancia, es responsabilidad de los líderes políticos en México trabajar para reconstruir la confianza de los ciudadanos y abordar la corrupción de manera efectiva. Los ciudadanos mexicanos merecen líderes que sean honestos, transparentes y que trabajen en su beneficio.