La Teoría de la Relatividad Especial de Albert Einstein revolucionó la comprensión del mundo físico y ha sido ampliamente verificada a lo largo de los años.
Sin embargo, existen situaciones en las que la Teoría de la Relatividad Especial no puede explicar completamente los fenómenos observados en el universo, como la presencia de objetos masivos y la existencia de agujeros negros.
Para abordar estas limitaciones, se desarrolló la extensión de la Relatividad Especial, conocida como Teoría de la Relatividad General.
La Teoría de la Relatividad General es una teoría gravitacional que describe cómo la presencia de masa y energía afecta la geometría del espacio-tiempo.
Según esta teoría, la presencia de masa y energía curva el espacio-tiempo en su entorno, creando una fuerza gravitacional. Esta curvatura puede ser comparada con la deformación de un colchón cuando se coloca un objeto pesado sobre él.
La Teoría de la Relatividad General permite la descripción de la gravitación como un efecto geométrico en lugar de una fuerza a distancia, como se describía en la teoría gravitacional newtoniana.
Además de la descripción de la gravitación, la Teoría de la Relatividad General también explica la existencia de agujeros negros y proporciona una base teórica para la cosmología moderna.
La teoría predice que, debido a la presencia de masa y energía en el universo, el espacio-tiempo está curvo a una escala global, lo que lleva a la existencia de un universo en expansión.
La Teoría de la Relatividad General ha sido objeto de rigurosas pruebas y ha pasado todas con éxito.
Una de las pruebas más concluyentes fue la observación de la desviación de la luz por la presencia de masa, como se predijo en la teoría.
Además, la teoría ha sido confirmada por la observación de la radiación gravitacional, un fenómeno previsto por la teoría pero no observable hasta el desarrollo de detectores sensibles.