La estatal mexicana Pemex dijo que se ha quedado rezagada en la carrera mundial para la transición de fuentes de energía fósil a renovables, y que las demandas más estrictas de los inversionistas conscientes del medio ambiente representan una amenaza.
Durante años, los inversionistas han considerado a Pemex como rezagado, ya que sus rivales en todo el mundo se movieron para reducir drásticamente las emisiones en la producción y el consumo de energía por las preocupaciones sobre el cambio climático.
En su plan de negocios actualizado de 2023 a 2027, Pemex dijo que su historial ambiental, social y de gobernanza (ESG) corría el riesgo de dañar su financiamiento.
Las “limitaciones para el financiamiento ASG/ESG” representan una amenaza, al igual que la “aceleración de la transición energética que disminuya el tamaño del mercado para el crudo y productos de Pemex”, dijo Petroleos Mexicanos en el mismo documento.
Otras debilidades son “brechas importantes para meta de cero emisiones netas” y desafíos operativos, particularmente en la exploración y producción de gas.
Julia González, experta en temas de energía e infraestructura del bufete de abogados González Calvillo, dijo que Pemex necesitaba urgentemente inversión privada y que México no debería depender exclusivamente de fondos públicos para mantener o mejorar la infraestructura.
“Pemex tiene que hacer esfuerzos importantes si pretende acceder a financiamientos”, dijo González. “Es más importante prevenir y mitigar riesgos asociados a ESG, incluyendo por supuesto, el cambio climático”.
Si bien el plan de negocios reiteró las promesas hechas por el presidente Andrés Manuel López Obrador para reducir las emisiones de Pemex, se centró en la producción y exploración de petróleo y gas, así como en la refinación en lugar de cambiar hacia las energías renovables.
López Obrador ha dicho que heredó una empresa debilitada por décadas de mala gestión y corrupción de sus predecesores. Aún así, sus políticas energéticas tienen una participación limitada de empresas privadas que podrían aportar fondos.
Este año, Pemex ha estado bajo una mayor presión para reducir las grandes cantidades de gas natural que quema, incluso en dos de sus campos de máxima prioridad, Ixachi y Quesqui, en detrimento del medio ambiente.