El ministro de Sanidad francés, François Braun, ha advertido que no le temblará la mano si tiene que volver a imponer el uso de mascarillas por el rebrote de casos de COVID-19, pero ha asegurado que prefiere no recurrir a la coacción y ha pedido a los suyos compatriotas a vacunarse.
Las decisiones del Gobierno, en todo caso, dependerán de la evolución de la situación en Francia, que se enfrenta a la amenaza de una grave triple epidemia de gripe, bronquiolitis (que afecta principalmente a niños menores de 2 años) y una nueva ola de COVID-19. Braun precisó que no está “a favor” de las imposiciones y confía en que los franceses introducirán voluntariamente las medidas necesarias para proteger a los más vulnerables y la capacidad del sistema sanitario.
“Lanzo un llamado solemne a la vacunación”, dijo también en referencia a la campaña de la cuarta dosis para las próximas fiestas navideñas. La ministra consideró “absurdo” saber que si no se aumenta la vacunación habrá “problemas” y que, aun así, la gente no acude a las dosis de refuerzo.
Incluso la presidenta del comité nacional para la vigilancia y anticipación de los riesgos para la salud, Brigitte Autran, consideró “desalentador” que en Francia se vacunen menos personas que en otros países, incluso contra la gripe. “Pedimos que se refuerce el uso de la mascarilla”, dijo Autran en una entrevista con Le Journal du Dimanche, tras precisar que, aunque Francia aún no se encuentra oficialmente en una novena ola de contagios de COVID-19, la tendencia creciente va en esa direccion. .
Hasta el 3 de diciembre, cuando las autoridades sanitarias francesas publicaron sus últimas cifras de contagios, el país había registrado 52.908 nuevos casos, lo que representa un aumento semanal de casi el 10 %. Los últimos datos de tasa de incidencia se sitúan en 550 por cada 100.000 habitantes (al 30 de noviembre), un 37,7 por ciento más que los niveles registrados siete días antes.
