La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018 (ENSANUT) señaló que el 22% de los niños de 0 a 4 años de edad tienen riesgo de padecer sobrepeso u obesidad, lo que implicaría que 80% de ellos continúen con la tendencia durante la edad adulta que puede tener como consecuencia la presencia de enfermedades crónico degenerativas y desarrollo de trastornos psicológicos[1].
Gabriela Pérez Negrete, psicoterapeuta con más de 10 años de experiencia en consulta, asegura que “los y las niñas que padecen de sobrepeso u obesidad podrían ser víctimas de estigma social, acoso escolar, discriminación, baja autoestima y hasta depresión.”
En este sentido, el estigma social es una asociación negativa de las personas con su condición física y/o de salud, mismo que lo puede acompañar toda su vida. Además, como parte del acoso pueden ser sujetos de apodos y burlas que provocarán un estado de incomodidad, enojo, frustración y ansiedad, teniendo como resultado que desarrolle sentimientos de vergüenza sobre su cuerpo y falta de confianza en sí mismo, y que también podrían derivar en bajo rendimiento académico.
Uno de los extremos de las consecuencias psicoemocionales del sobrepeso u obesidad durante la infancia es la depresión; por lo que sentirán una falta de pertenencia e identificación con el grupo en el que se desenvuelve, lo que lo llevará al aislamiento.
Otra de las posibles consecuencias es que el niño o niña busquen en la comida un refugio, por lo que cada vez la cantidad de comida ingerida aumentará y con ello su peso y los problemas de salud.
El doctor Benjamín Suárez Negroe, maestro en salud pública y director médico de Sanulac, afirmó que “para prevenir la malnutrición con todas sus consecuencias durante la infancia, es importante que los niños accedan a una alimentación sana y balanceada durante los primeros mil días de vida, siempre ponderando la lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses”.
También “es esencial que, si complementan la alimentación con algún sucedáneo de la leche materna, sea 100% lactosa y que no contenga azúcares añadidos con la finalidad de apoyar el sano crecimiento de los infantes”, agregó.
Finalmente, la psicotepeuta Pérez Negrete, hizo un llamado a los papás y mamás para que, si su hijo o hija se presenta una alguna manifestación psicoemocional negativa se acerquen a un especialista que les pueda orientar y ayudar en el correcto tratamiento y así evitar que desarrollen otro tipo de afecciones emocionales.