Contra todos los pronósticos, las encuestas y apuestas que aseguraban un triunfo arrollador del
llamado GOP (Grand Old Party), la realidad es que por ahora, los resultados, las proyecciones y los
análisis de expertos y de la comentocracia de medios liberales y conservadores coinciden en que la
“marea roja” que se esperaba para este martes de elecciones intermedias en Estados Unidos, no
llegó.
Incluso en medios proTrump como Fox News se habla de pasarle factura al expresidente por los
magros resultados y resaltan la figura de una estrella naciente en el Partido Republicano, Ron
DeSantis, quien se reelige como gobernador de Florida de la mano de Marco Rubio que repite
como senador por el mismo partido, dándole a los conservadores el mayor triunfo de la noche y
poniendo en el tablero de la carrera presidencial a DeSantis.
El grupo de candidatos a gobernadores que el empresario neoyorkino había elegido para que
fueran comparsa de su carrera al 2024 y moldearan el sistema electoral a su beneficio, tampoco
arrojaron buenos resultados, lo cual indica que el músculo de Trump cala hondo en sus bases más
duras, pero ya no está convenciendo al resto del electorado.
Respecto a la batalla por el control del Senado y de la Cámara de Representantes, todo indica que
los Demócratas retienen el primero y se quedan sin la segunda. Esto claro, tomando en cuenta los
resultados disponibles hasta el momento en que escribo esta columna y de acuerdo con las
proyecciones y análisis de expertos.
¿Qué conclusiones y lecciones podemos sacar de estas elecciones intermedias, que, como
ningunas otras en la historia de nuestro vecino habían suscitado tanto interés dentro y fuera de
Estados Unidos?
Me parece que la más importante de todas es que la gente acudió a las urnas a ejercer su derecho
y que si bien las sorpresas han sido pocas, al final del día el electorado no es tan ingenuo y
maleable como muchas veces creen los políticos y líderes de opinión. Temas como el aborto, el
derecho a la salud, la legalización de la marihuana entre otros, movieron a muchos ciudadanos
estadounidenses.
Sin duda el derrotero de la mitad de mandato de Biden tendrá más de un obstáculo, los
republicanos harán todo lo posible por mantener la parálisis legislativa que dinamite la agenda
demócrata, es más que evidente la creciente polarización de la sociedad de ese país, pero también
es cierto que las posiciones extremistas pueden estar perdiendo fuerza.
Una buena noticia quizá es que Trump y su discurso triunfalista salen debilitados de esta elección.
Habrá que ver cuáles serán los resultados finales y cuál será la posición de los liderazgos del
Partido Republicano de cara a 2024, optar por Trump o por DeSantis.
En el otro lado, los demócratas pueden tomar un respiro y celebrar que su narrativa de campaña,
cuyo lema fue la defensa de la democracia, las instituciones y los derechos civiles, hizo un poco de
eco en el electorado.
Sin embargo, el terreno sigue siendo pantanoso y la vida democrática de ese país permanece en
suspenso. El Partido Demócrata tendrá que construir con mucho y cuidado y asertividad su
estrategia para el 2024 y esto es clave porque no solo se juega su permanencia en la Casa Blanca,
se juega el destino de la democracia de ese país y de sus instituciones.
Vivimos en una época de profunda inestabilidad política, de constantes amenazas a la democracia
liberal, que siempre han estado ahí, y lo peor que puede pasarnos es que nuestro principal socio
comercial caiga en las garras del autoritarismo. No es una exageración, es una realidad latente. Y
no es que yo me declare demócrata, pero es evidente que los republicanos han caído en las
trampas de los discursos de odio y división de figuras como Trump y han perdido su vocación
institucional y democrática.
Habrá que ver si los resultados de estas intermedias servirán para calmar las aguas o si agitarán
más las pulsiones autoritarias e intolerantes del ala dura de la derecha estadounidense,
esperemos que pase lo primero.