Estimados hermanos y hermanas!
Les anunció que el próximo domingo celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo, y el siguiente iniciamos el tiempo de Adviento.
Por iniciativa del Papa Francisco ayer iniciamos la celebración de la VI Jornada Mundial de los Pobres que en nuestro caso hemos querido llamar de “los más necesitados”. El Papa ha basado su mensaje en la frase «Jesucristo se hizo pobre por ustedes» (2 Co 8,9). Durante estos años he insistido en que “la pereza siempre lleva a la pobreza”. Precisamente san Pablo en la segunda carta a los tesalonicenses dice: «El que no quiera trabajar que no coma» e insiste en que él ha sabido ganarse la vida ora no serle gravoso a nadie, pero también deja claro que «algunos viven como holgazanes, sin hacer nada, y además, entrometiéndose en todo».
La primera lectura tomada del profeta Malaquías habla del «DIA DEL SEÑOR que brillará como el sol de justicia, que les traerá la salvación».
Ayer en la misa de apertura de esta Jornada por los más necesitados he hablado de algo que retomo enseguida.
Les doy las gracias por su presencia y por su paciencia, deseo que la propuesta de reflexión les resulte interesante y les sea útil.
Gabriel García Márquez en su libro “Cien años de soledad” habla de la importancia de poner nombre a las cosas y a las situaciones para enfrentarlas de la mejor manera, mientras las cosas y las realidades no tengan nombre no las asumimos y no las redimimos, como es el caso de las fobias que hay en el mundo. La española Adela Cortina, quien me dio un curso de bioética sobre la importancia de la narrativa, hace 25 años propuso una nueva palabra para nombrar el miedo y rechazo a las personas pobres, le llamó “APOROFOBIA”. El 29 diciembre 2017 la Real Academia de la Lengua Española la llamó “la palabra del Año” por ser una palabra revolucionaria, capaz de transformar la realidad social. Es claro que todos los seres humanos tenemos simpatía y antipatía, todos tenemos un gen de egoísmo y otros el gen del altruismo.
Es importante hacernos conscientes de por qué esta fobia a las personas más necesitadas, es importante escuchar a los pobres, de eso nos han dado ejemplo los Papas san Juan Pablo II y Francisco, ambos han escuchado a los presos, a los migrantes, a los refugiados y a los indígenas. Se trata de saber cuál es el sentir de los pobres.
En general, hay dos tipos de pobreza. Una es la POBREZA ESPORADICA, la cual se debe entre otras cosas a que el padre o la madre pierden el trabajo, aumentan las deudas y se pierden oportunidades, sufren alguna tragedia natural y de otra índole. Y la que más nos ocupa y preocupa es la POBREZA ESTRUCTURAL. Se trata de todas aquellas personas que no tienen nada suyo, son los sin hogar, a veces sin padre, sin madre o sin ambos; la ropa que usan es donada, es vieja y está desgastada o rota, su comida es escasa y muchas veces sólo tienen un alimento al día. Sus cosas son sacadas de la basura. Van a la escuela cuando pueden y con lo que tienen, no hacen las tareas porque no tienen los materiales ni tienen los útiles escolares. Los pobres lo único propio que pueden tener son sus hijos, y tienen muchos porque es lo único que pueden tener, y son sus hijos también su único motivo para vivir. La pobreza estructural es desde la niñez, ahí nacieron, nadie les enseñó a madrugar; lo que no sea aprende de chico es muy difícil que se aprenda de grande. La pobreza estructural es resultado de la injusticia por el afán desmedido de riqueza de algunos ricos que no tienen límite. La pobreza de los pobres está plagada de pobrezas como la educativa, la moral, la espiritual, pero sobre todo la TRISTEZA.
Tengo en la cabeza ese hermoso pasaje del evangelio de san Lucas que habla de los pastores, personas que eran pobres y se les tenía miedo porque vivían entre los animales y se les consideraba impuros, y a estas personas el ángel les dice: «Les anuncio una gran alegría, les ha nacido el Salvador». «Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» (2, 10-14). Yo he sentido la impotencia de no saber cantar ni saber tocar un instrumento musical, estoy convencido de que la música y el canto transforman la realidad. San Juan Bosco cantaba y tocaba música para lo jóvenes que vivían en la desgracia y la hambruna que dejaron las dos guerras mundiales.
Siguiendo con la vencible tristeza de la pobreza, traigo a colación a una cantante de ascendencia puertorriqueña y originaria del Bronx, uno de los barrios más pobres y problemáticos de Nueva York, se trata de Jennifer López que vivió una niñez donde no siempre tenía asegurado ni siquiera un bocado de comida. El cantautor mexicano Juan Gabriel vivió su niñez en un internado, estando injustamente preso recibió de Queta Jiménez llamada la Prieta linda la oportunidad de cambiar su realidad, y resulta emblemática su canción “no tengo dinero”. Podría seguir una larga lista, pero prefiero ir hacia el final de esta reflexión. En Cáritas parroquial tenemos muchos servicios de salud, de prevención, de atención, de recreación y clases de manualidades, pero veo la importancia de tener maestros que den clases gratuitas de música y canto para transformar la tristeza de la pobreza como lo dice la Virgen María en su cántico: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado la humillación de su sierva. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación» (Lucas 1, 46-55).
Dice el proverbio chino que “si queremos que los pobres coman hemos de enseñarles a pescar”, dice san Pablo que «hay más alegría en dar que en recibir» (Hechos 20, 35). Me queda claro que hay muchas cosas que fueron un escándalo como el hecho de que las mujeres no tenían permitido entrar en los ámbitos de los varones como la ingeniería, la arquitectura, la medicina, otras ciencias y otras artes. Era un escándalo ver a personas con atracción hacia su mismo sexo, hoy es un escándalo la homofobia. Pero lo que deja de ser escándalo es la aporofobia porque los pobres son excluidos, marginados y rechazados. No se trata de acabar con los pobres, sino con la riqueza desmedida. Jesús se hizo pobre por nosotros y todos los días nos dice bienaventurados cuando le ayudamos en los pobres y necesitados. Este año retomamos el ZAPATON porque dar a un niño un juguete es darle a alegría, pero darle un par de zapatos nuevos es cuidar su dignidad y calidad de vida. Vamos a decorar nuestra navidad con muñecos de peluche que el 6 de enero del próximo año llevaré al Hospital para el Niño donde hay tanto dolor y se necesita más amor.
Quienes viven en la pobreza no hablan de su pobreza sino de su tristeza, de sus sueños y de su sufrimiento. Hagan la prueba y verán que el canto y la música son una oportunidad para cambiar la realidad.
Amén, amén, Santísima Trinidad.