El “faro de la democracia” parpadeó en las elecciones intermedias, donde la incertidumbre sobre el resultado podría prevalecer durante días más como resultado de un sistema electoral raquítico e incoherente dañado aún más por intentos de supresión del voto, amenazas de violencia y rechazo a las reglas del juego.
En las elecciones intermedias celebradas este martes están en juego toda la cámara baja, un tercio del Senado y dos tercios de las gubernaturas del país pero también la legitimidad y sobrevivencia del sistema democrático estadunidense.
A lo largo de los últimos 40 años, el partido del ocupante de la Casa Blanca sufre pérdidas de escaños en la cámara baja y el Senado en elecciones intermedias. Al culminar el día electoral, proyecciones preliminares indicaron que los demócratas podrían lograr defender su mayoría en el Senado, pero los republicanos aparentemente están conquistando, como se pronosticaba, la cámara baja.
Pero éste es sin duda el concurso electoral más extraño que La Jornada ha cubierto en las ultimas tres décadas: un candidato republicano al Senado ferozmente anti-aborto pagó por los abortos de dos de sus novias; candidatos legislativos que usaron armas de alto calibre en sus mensajes de propaganda electoral; un aspirante al senado de Pensilvania que es doctor en televisión que mintió sobre su residencia en ese estado (es de Nueva Jersey), una candidata legislativa en Colorado preguntó a su público cuántos rifles AR-15 pensaban que tenía Jesucristo, concluyendo: “no los suficientes para evitar que su gobierno lo matara” y una aspirante a gobernadora y ex periodista que prometió que de ser electa “será un infierno” para los periodistas.
El concurso de hoy es por el control de cada una de las dos cámaras del Congreso, pero la sombra de Donald Trump y su legado prevalece en este proceso. Vale recordar que esta es la primera elección nacional desde el intento de golpe de Estado por Trump y sus cómplices hace casi dos años, después de perder esa elección. Todos estos candidatos extremistas fueron apoyados por Trump, y se espera que muchos de ellos triunfarán.
Al fin de la jornada electoral, la Casa Blanca ya estaba señalando que los resultados eran menos malos de lo que se pronosticaba, y mejor que el promedio de escaños que se habían perdido en el pasado en elecciones intermedias. Pero eso no relajó las tensiones internas del partido con demócratas conservadores culpando a su colegas progresistas por haber enfatizado los mensajes sobre el derecho al aborto, control de armas, abuso policiaco y apoyo para familias.
Por su parte, los progresistas señalaron que las encuestas a boca de urna registraron menor participación de jóvenes que en la última elección intermedia en 2018, lo cual atribuyeron a que el partido no se enfocó mas en los logros como la legislaciones sobre cambio climático más ambiciosa en décadas, reducción de pobreza y hambre entre niños y el incremento de impuestos para los más ricos.
Trump ve la elección como un endoso a su estrategia de ataque político permanente contra todos los que no son sumisos al ex presidente. Los republicanos insistieron en que la elección fue un referéndum sobre el fracaso demócrata en controlar la inflación como su mensaje general de la economía -una conclusión reflejada en las encuestas de boca de urna.
Al mismo tiempo, hubo expresiones alentadoras para los progresistas. La primera mujer abiertamente gay será la próxima gobernadora de Massachusetts, Maryland eligió la primera mujer afroestadunidense como gobernadora, y figuras como Summer Lee, una afroestadunidense progresistas ganó su escaño legislativo como resultado de una campaña de base impulsada por sindicatos y movimientos sociales locales, mientras que figuras nacionales como Alexandria Ocasio-Cortez ganaron sus reelecciones.
El progresista Greg Casar, un organizador sindical e hijo de inmigrantes mexicanos, triunfó en su elección a la cámara baja representando Austin y parte de San Antonio, y prometió ser un campeón de los derechos de los trabajadores en el Congreso,
Maxwell Alejandro Frost, un integrante del Movimiento por Nuestras Vidas, agrupación contra la violencia por armas de fuego fundada por víctimas de un hombre armado en una preparatoria en Florida, músico y conductor de Uber, será el diputado más joven y el primero en representar su generación a sus 25 años de edad.
El equilibrio preciso del poder en la legislatura no se sabrá por algunos días más como resultado de un sistema electoral sin administración ni autoridad federal y dañado por los ataques trumpistas de los últimos años. Por ahora, la ausencia de resultados sólo sirve para nutrir especulación sobre todo tipo de escenarios políticos. Pero lo que sí se puede decir al concluir el día electoral, es que de aquí en adelante -y de inmediato- inicia el concurso electoral por la presidencia de 2024 y por ahora sería entre dos figuras que comparten pésimas tasas de aprobación: Biden con 41 por ciento y Trump con 40.
Trump, quien jugaba con declarar su intención de lanzarse de nuevo a la Casa Blanca el lunes, sólo se limitó a decir que tendrá “un gran anuncio” el 15 de noviembre, lo cual se supone será su muy anticipada declaración de buscar regresar a la presidencia.
Como para nutrir el tenor violento y vengativo que ha cultivado desde su primera campaña presidencial, Trump declaró en su último mitin el lunes que la presidenta demócrata de la cámara baja Nancy Pelosi “es un animal… me llevó al impeachment dos veces por nada”. Esto días después de que un hombre con simpatías trumpistas ingresó a su hogar para buscarla y golpeó a martillazos a su esposo.
Los republicanos han mantenido un mensaje disciplinado sobre la inflación, la tasa de crimen junto con el siempre presente mensaje antimigrante. Pero con la ayuda de Trump, también han nutrido los mensajes racistas, antimigrantes, teorías de conspiración cada vez más extremas, y alentando la violencia política.
Por su parte, los demócratas han fracasado en ofrecer un mensaje común y enfocado. Pero entre uno de los mensajes centrales, promovido por Biden, es que lo que está en juego en esta elección es la democracia misma.
Otro factor en esta elección que será muy estudiado por ambos partidos con vistas a 2024 es la participación de los latinos, sobre todo si el giro marcado a favor de los republicanos en la última elección se mantiene o cambia. Según las encuestas de boca de casilla, los republicanos estaban captando un 40 por ciento del voto latino, un incremento del 38 por ciento en 2020 captado por Trump, mucho más que en las elecciones anteriores. Por lo tanto, se estarán examinando contiendas en estados como Nevada, Arizona, Colorado y Texas -sobre todo en la zona fronteriza del Valle del Río Grande- para analizar la tendencia del voto latino.
Por ahora, persiste la tensión por posibles brotes de violencia política y provocaciones de elementos extremistas de la ultraderecha en varios estados, como también posibles violaciones del derecho al voto en varias entidades. El Departamento de Justicia desplegó monitores electorales en 64 jurisdicciones en 24 estados, un incremento significativo comparado con hace dos años.
La elección apenas empieza, y aún no se sabe casi nada más que el foco del faro de la democracia podría necesitar un repuesto.
Con información de La Jornada