Desde hace ya varios años, al mes de octubre se le denomina el mes urbano, producto de una iniciativa de ONU Hábitat en la cual se plantea el hacer frente a la problemática que se genera por los cambios en el entorno de cada uno de los espacios que se habitan derivado a su vez del crecimiento poblacional y urbano.
Esta iniciativa surge como parte de los enfoques que de manera internacional se han planteado para hacer frente de manera integral a este tipo de problemáticas, poniendo como punto clave la inclusión de todos los sectores sociales que a su vez, y desde cada una de sus trincheras puedan aportar a la solución de estos dilemas.
Más allá del mero sentido tratadista, en octubre urbano se presenta la oportunidad de participar cada uno de nosotros, para la solución de los problemas que el crecimiento urbano trae consigo, desde el enfoque del dialogo y los acuerdos multilaterales.
Activistas, académicos, juristas, urbanistas, etc., todos tenemos como punto en común la necesidad de dar solución a las problemáticas como el crecimiento urbano poco planificado, o el aumento desmedido de los índices de crecimiento de la población en las zonas urbanas, a nivel global, en los últimos 40 años la superficie construida de las ciudades ha crecido 2.5 veces, mientras que la población solo ha crecido 1.8 veces (Moreno-Monroy et al., 2020), si se mantiene este modelo de expansión, para 2050 los municipios tendrán que incrementar su gastos del 48 al 244% para mantener la calidad de los servicios públicos urbanos, lo que lo hace financieramente insostenible.
No es un trabajo de un solo sector, y si bien es cierto que el reto es muy grande al tener como propósito que las repuestas a estos conflictos cuenten con la perspectiva y aprobación de todos, la tarea titánica a la que verdaderamente se le hace frente es el deterioro ambiental, por lo que cada una de las pequeñas acciones que podamos realizar para frenarlo cuenta. Una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero son los automóviles, este factor ha crecido ininterrumpidamente desde hace décadas, a ritmos mayores que el crecimiento poblacional. Entre los años 2000 y 2015, la población creció anualmente al 2% en promedio en las 74 zonas metropolitanas, frente al 11.6% de los automóviles.
Las actividades que abarca la iniciativa de “octubre urbano ambiental” este año están enfocadas a detener el cambio climático, recordemos que la urbanización poco planificada, tiene como alguna de sus consecuencias el aumento exponencial de la emisión de gases a la atmosfera concentrados en un solo lugar; el Instituto de Recursos Mundiales de México (WRI) calcula, por ejemplo, que una buena planeación podría reducir en el Valle de México el 18% de los Gases de Efecto Invernadero derivados de la construcción de viviendas, políticas adecuadas de densificación y localización en centros urbanos consolidados.
En este año en específico la invitación está dirigida a las empresas, especialmente a las enfocadas en las TIC y a las que se dedican a la construcción, ya que es a través de un enfoque bilateral que tanto con base en el urbanismo como en las acciones para detener el deterioro climático, se podría aspirar a una mejora significativa que permita generar nuevos enfoques para el tratamiento a las problemáticas actuales.
El enfoque que debemos privilegiar es la construcción de soluciones a través de una planificación adecuada previa a que exista cualquier modificación urbana, sabemos que es indiscutible la necesidad de crecimiento urbano, derivado del crecimiento poblacional, sin embargo, la perspectiva ambiental previa para planificar de manera adecuada y responsable, sobre todo, el enfoque urbanístico, debe resultar prioritario para todos los sectores que intervienen en ello.
A tiempo estamos claro, de subsanar las faltas que por tantos años se han cometido, no solo nos enfrentamos a retos futuros, el daño ya está aquí, las consecuencias ya están aquí, y es deber de cada uno de los sectores que integramos a la sociedad, involucrarnos en la solución de los problemas que nos aquejan.