La reina de Inglaterra no quería que ninguno de sus famosos corgis la sobreviviese, una voluntad cumplida a medias cuando el último de ellos falleció en 2018. Pero su hijo Andrés tenía otros planes.
La reina Isabel II de Inglaterra, fallecida el día de ayer, era una gran amante de los animales. Especialmente de los caballos, de los que ha sido una afamada, premiada criadora y de los corgis. Unos perritos que la acompañaron durante más de 80 años, desde que a los 7 años le regalasen a Dookie, su primera corgi. O Susan, regaló de su padre cuando cumplió 18 años, que acompañó a la todavía princesa en su luna de miel en 1947. Un amor compartido con su madre, que le legó a Monty, el corgi que se paseaba junto a la reina y el agente 007 de Daniel Craig en los Juegos Olímpicos de Londres. No fueron los únicos. Entre los más de 30 perros que han acompañado a la reina a lo largo de su vida, ha habido entre otros: labradores, cocker spaniels y dorgis, resultado de las aventuras de sus corgis con los daschund de su hermana Margarita.
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Sin embargo, tras la muerte de Willow (el último de los corgis de linaje “real”) y Whisper (adoptado tras la muerte de su dueño, uno de los empleados de la reina) en 2018, Isabel II puso punto final a la crianza de estos animales. Igual que en ese 2018 se vio muy afectada por la muerte de Willow –el último nexo con su familia–, la reina tampoco quería que ninguno de sus corgis la sobreviviese. Una voluntad que interrumpió a medias cuando su hijo, el príncipe Andrés, le regaló dos cachorros poco antes de la muerte de su esposo, Felipe de Edimburgo. Sólo uno de los cachorros sobrevivió, pero Andrés siguió insistiendo y le regaló otro cachorro.
Que consiguieron devolverle la alegría: el príncipe Guillermo contaba hace un año que la reina seguía paseando personalmente a sus corgis, que le devolvieron la alegría durante el confinamiento. Ambos, Muick y Sandy, están acompañados por una cocker spaniel, Lissie, y por una veterana dorgi, Candy, a la que pudimos ver hace unos meses interrumpir a la reina mientras preparaba el Jubileo.
La pregunta es qué pasará ahora con ellos. Carlos y Camilla se convirtieron hace poco en dueños de dos jack terrier, rescatados de un refugio. Y Guillermo y Kate Middleton poseen un cocker spaniel, Orla (el segundo tras la muerte de Lupo, otro cocker fallecido en 2021). No son los únicos miembros de la familia real en haber acogido perros. Pero suya es ahora la responsabilidad de los animales que acompañaron a Isabel II hasta el final.
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