Los desfalcos y los nombres de instituciones financieras no bancarias en problemas se acumulan. Crédito Real, en “default”. Alpha Credit reconoce “errores contables”, se declara insolvente y en proceso de quiebra. Su filial, Grupo Finmart, ha estado bastante tiempo “en el ojo del huracán” por sus estados financieros. ¿Por qué de repente tantos problemas a la vez? Busquemos respuestas.
Una investigación detallada de “The Wall Street Journal” explica que una constante entre esas tres sofomes es que han tenido la misma auditora externa: la firma inglesa Deloitte, que habría dejado pasar esos errores contables e irregularidades. La casualidad es un punto menos que imposible, afirma Miguel Minutti-Meza, exintegrante de la Junta de Supervisión de Contabilidad de Empresas Públicas de Estados Unidos: “Hay un patrón en estos casos. La probabilidad de que encuentres tres problemas de auditoría no correlacionados en la misma industria, en la misma oficina de contabilidad, es muy baja”.
De hecho, esa autoridad en Estados Unidos sancionó en 2018 a tres socios de Deloitte México por su trabajo en Grupo Finmart. ¿Y las autoridades mexicanas? Si bien es cierto que las sociedades financieras de objeto múltiple pueden o no estar reguladas por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), también lo es que esas empresas emitieron certificados bursátiles y tuvieron acceso a créditos de la banca de desarrollo, la comercial, e incluso la internacional, para fondear sus operaciones.
¿De verdad todo eso pasó inadvertido por la CNBV? No se trata de problemas que se desencadenan de repente e inesperadamente. En el proceso hay entidades justo como las auditoras externas, las casas de bolsa e incluso el propio mercado bursátil que pueden “encender” las alertas. El problema es codicia, contubernio y “vista gorda”.
Un ejemplo muy representativo es el periodo en que Luis Téllez presidió la Bolsa Mexicana de Valores, de 2009 a 2014. Era común que hiciera declaraciones públicas contra unas emisoras y se deshiciera en elogios por otras, incluso señaladas por irregularidades, ejerciendo así una clara manipulación del mercado. Antes de dejar el cargo, al que se vio obligado a renunciar, impulsó fuertemente colocaciones de Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces (fibras) y Certificados de Capital de Desarrollo (CKDs), y buscó que las afores invirtieran fuertemente en ellos, aún cuando sus características no son las óptimas para el manejo de fondos de retiro.
En el caso de la CNBV, un problema adicional es que ha sufrido un proceso de desmembramiento en el que, además, sus especialistas técnicos más importantes han terminado por irse. Eso explica también no sólo los casos ya mencionados, sino la falta de capacidad de acción en otros, como Unifin, Ficrea y los bancos Famsa y Accendo.
Dentro de una empresa, los fraudes financieros pueden realizarse de maneras diversas, así que tener los mecanismos para detectarlos es fundamental. Gastos inflados o ficticios, malversación, conflictos de intereses, ingresos no reportados, pagos indebidos, incluso a entidades fantasma, desviaciones hacia otras cuentas, alteración de balances financieros, evasión de impuestos, y, por supuesto, corrupción y sobornos.
La simplificación de procesos y un control adecuado con visibilidad son la clave. Mecanismos que permitan optimizar el cotejo de datos, la validación de fechas y cruce de información entre áreas, son cruciales.
Lo que es muy claro, como hemos puesto “El Dedo en la Llaga” frecuentemente, es que toda la sobrerregulación del sector financiero es por completo contraproducente si está mal enfocada y descuida lo realmente importante.
POR ADRIANA DELGADO RUIZ
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@ADRIDELGADORUIZ