Miles y miles de luminarias para el alumbrado público se reponen cada año en los 38 municipios de Coahuila. La mayor parte de ellas, porque son destruidas por grupos vandálicos que en muchos de los casos son familiares, muy directos o bien cuando menos, conocidos por los mismos vecinos. Las inversiones de estas reposiciones son millonarias y se está convirtiendo en un barril sin fondos si es que no se cuenta con la colaboración de los colonos para que denuncie a los destructores.
El problema existe desde hace años, de tal manera que de hecho se hizo endémico, pero que insistimos, cada vez cuesta más dinero porque hay ayuntamientos que al año hacen reposiciones de hasta de tres mil o más luminarias; la mayoría rotas deliberadamente de diferente forma y otras fundidas, gastando buena parte del presupuesto anual para procurar mantener iluminada sus principales calles y colonias, mientras que, por otra parte, otros sujetos se dedican a destruirlas sin consideración a que causan doble perjuicio, el gasto innecesario de recursos públicos y dejar a oscuras las calles de su propia colonia.
En la mayoría de los casos, los mismos vecinos que reportan telefónica o personalmente a las Presidencias Municipales, sobre la destrucción de la luminaria del arbotante más cercano a su vivienda, saben y conocen quién o quiénes la destruyó, pero no los denuncian en ocasiones por temor a represalias y otras porque son sus propios hijos, sobrinos o conocidos.
Es injusto lo que sucede, porque no hay correspondencia de parte de quienes más se benefician con los esfuerzos que hacen las autoridades municipales por mantener alumbradas sus calles, pero más injusto y criticable es que esta situación se está convirtiendo, repetimos, en un barril sin fondos.
Aquí es en donde me cuestiono por qué el Congreso del Estado de Coahuila, no hace iniciativas prácticas y no meramente recomendaciones para castigar fuertemente a quienes destruyen propiedad pública o, bien, hacer modificaciones a las leyes existentes para que se encuentre el instrumento para facilitar a las autoridades locales aplicar sanciones fuertes, ya que en actualidad la mayoría de los municipios, o al menos aquellas cabeceras municipales que cuentan con mayor población, también tienen modernas cámaras de video para vigilancia siendo más fácil de localizar a los responsables que se divierten destruyendo lo que con tanto esfuerzo y dinero de los contribuyentes pagamos para tener alumbrado nuestras calles, avenidas, y colonias.
Bien dicen que la “burra no era arisca”, pero si los colonos no cooperan con denunciar a los vándalos, pues al menos que paguen parte de las luminarias repuestas y aunque esto se está haciendo en algunas ciudades, no faltan las críticas contra esos ayuntamientos; aun así, persistimos, más se avanzaría y costaría menos a todos, denunciar a los delincuentes para darles una escarmentada y reducir este vandalismo.
Por otra parte, los ayuntamientos pueden invertir en el diseño web de sus páginas oficiales de cada municipio un apartado para poder realizar dichas denuncias para evitar la pérdida de tiempo y/o la típica burocratización que quita mucho tiempo. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México). www.intersip.org