Por: Guillermo Calderón
Una reflexión que pretende impulsar el mundo de las ideas, los valores y las actitudes.
Las mujeres mexicanas han forjado impecables carreras profesionales con gran reconocimiento social en el país.
Katya Echazarreta, la primera astronauta mexicana, es el ejemplo más reciente. Desde luego, hay muchas mujeres más que han destacado en diversas áreas profesionales. Sin embargo, hay un ámbito en el que no ha sido así: la política.
Hillary Clinton decía que las mujeres “siempre están como presentando exámenes”. Un ocioso proceso de exploración social de género que tiene su origen en las debilidades de la sociedad, como la falta de oportunidades, la desigualdad, la inequidad y peor aún, la discriminación hacia la mujer.
En 1975, cuando en México se llevó a cabo la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, se reconoció que la discriminación en su contra era un problema endémico y reiterado en su práctica, en muchos países.
Más de 47 años después el mundo evolucionó. Hoy, por ejemplo, estamos inmersos en las nuevas tecnologías y la digitalización. Pero para las mujeres el camino de su evolución y de alcanzar sus metas, lamentablemente, ha sido lento y largo, a pesar de su incansable lucha por mayores y mejores espacios.
Un problema que no solo ocurre en México, sino en el mundo, porque las mujeres han sido desplazadas, particularmente cuando se trata de llegar al lugar donde se toman las decisiones y se ejercen las políticas públicas.
Por ejemplo, en la historia democrática del país, solo 14 mujeres han sido gobernadoras. Hasta el momento ninguna mujer ha sido presidenta de México. Esto no se trata de un asunto de capacidades o méritos personales, sino de discriminación y de un estado de excepción de género.
Sin embargo, hoy, la historia, está a punto de escribir un episodio inédito, en el que las mujeres mexiquenses puedan ser las protagonistas de un nuevo libreto, que solo es parte de su lucha ganada y las coloca en el centro de la política, no alrededor de ella, como se acostumbraba a verlas, sino en el lugar donde se toman las decisiones y se determinan las políticas públicas importantes de una entidad.
Ahora depende de la sensatez y sentido común de algunas dirigencias partidistas y de ciertos personajes que no están dispuestos a abandonar su arrogancia. Ojalá entiendan que las circunstancias no les favorecen.
El tiempo avanza y la espera para Laura Barrera Fortoul, Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera, se alarga absurdamente. Las decisiones serán tomadas desde las cúpulas partidistas y cada uno será el arquitecto de su propio destino y asumirá la responsabilidad que le corresponda.
Los mexiquenses tenemos una oportunidad muy valiosa para reivindicarnos con las mujeres en general, independientemente del partido al que pertenezcan o las circunstancias por las que han llegado. Lo importante es cambiar ese malentendido sentido común que no admite a las mujeres en la política, por el simple hecho de serlo.
Ya lo dijo una de ellas y lo advierte con tiempo: todos podemos generar conciencia, para generar condiciones de cambio. Así ha sido por muchos años y quienes lo interpretan mejor, porque son más solidarias y empáticas, han sido las mujeres.
Su lucha y esfuerzo han quedado demostrados. En el Congreso mexiquense, por ejemplo, ocupan 37 de los 75 escaños que hay. Pero se requiere, den un paso adelante y escalen más, porque lo merecen y son capaces. Los tiempos y las condiciones están dados para que una mujer gobierne la llamada: Joya de la Corona.
No obstante, el tema se halla en manos de los partidos políticos para elegir a su candidata o candidato. Morena optó por una mujer. Los demás aún no se ponen de acuerdo. Sin embargo, en alianza o no, cada uno tiene a sus gallos por si se requiere.
En Acción Nacional su mejor ficha es Enrique Vargas del Villar quien ha tenido una especial atención del ciudadano sin partido y que, por cierto, anda por encima de los 20 puntos en las preferencias electorales, sin contar al partido al que pertenece según datos de Electoralia.com.mx.
Al PRI no le va nada bien con sus posibles candidatos varones, porque ninguno alcanza ni la décima de puntos. En cambio, las mujeres tienen mejores niveles de aceptación para ser competitivas.
En el caso del PRD y MC solo tienen figuras masculinas como posibles candidatos.
Siendo así, a nosotros nos toca esperar porque las circunstancias favorecen, en esta ocasión, a las mujeres; es momento para explicar sus propuestas y el eje del gobierno que proponen, de manera franca, abierta y en confianza.
Hagamos que sus aspiraciones sean el mejor ejemplo de una competencia política electoral sana, digna y respetuosa. Un ejercicio que merecemos los mexiquenses y que no hemos visto hace mucho tiempo.
Blindemos desde la sociedad civil sus campañas políticas, para evitar esos intereses nocivos de grupos caciquiles que no admiten la renovación de liderazgos desde sus espacios de poder, tal como si se tratara de una propiedad privada.
Para ellas, bien vale una demostración de apoyo y solidaridad, sin titubeos o medias tintas. Hay que escucharlas sin ataduras ideológicas que nos puedan enfrentar y dividir. Pongamos atención y respeto a sus planteamientos y comparemos para saber cuál nos agrada.
Tanto candidatas como candidatos merecen el beneficio de la duda cuando se digan auténticos y libres. Pero no perdamos de vista su historia de vida para confirmarlo.
Pongamos especial atención en esa indisciplina mostrada que al final convence, la que rompe con la unidad que encarcela, con la lealtad que condiciona y con aquella disciplina, que somete y denigra. Eso puede ser la gran diferencia, para ganar la confianza de muchos.
No seamos negligentes ante la historia. Se requiere una sociedad responsable ante las mujeres y sus circunstancias. Dejemos que sea el sentido común -el que admite, no el que excluye-, el que permita el paso a un proceso electoral que pueda cambiar la forma, el estilo y el destino de un estado y de un país.
Aún falta para el 4 de junio del 2023, pero todo lo que se haga y se diga a partir de ahora, contará y mucho.
Lo deben tener muy claro los partidos y la clase política en general, porque ellos marcarán el rumbo por donde caminará el proceso para renovar gobernador. Pueden elegir un camino plano y recto o un camino sinuoso y empedrado. Ellos lo decidirán y será su responsabilidad.
Una vez más, bienvenida a Palacio de Gobierno, Señora Gobernadora y enhorabuena para todas las mujeres mexiquenses, nos darán una lección más.
Ahora: mis preguntas finales a las mujeres ¿Se harán a un lado ante su oportunidad histórica? ¿Qué hay de esa unidad que las encarcela, de esa lealtad que las condiciona y de aquella obediencia que las somete? ¿Morena alcanzará la unidad, después de la fractura interna? ¿Quién le hará saber al dirigente del PRI, que su actitud de falso adolescente, jugando a ser candidato, no cuadra en este momento político?
Hasta aquí, con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.
Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook, Instagram, Telegram: Guillermo Calderón Vega.