Los genes que hacen que una célula sea pluripotente y que tenga la capacidad de convertirse en cualquier otro tipo de célula durante la etapa embrionaria son los mismos que tutelan el proceso posterior por el que las células eligen cuál será su identidad celular y la de sus descendientes.
Lo ha comprobado un equipo de investigadores liderado por el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Centro Nacional de Investigaciones, y los resultados de su trabajo se han publicado hoy en Science Advances.
Tras la fecundación se genera el cigoto, una única célula a partir de la cual se va a desarrollar un organismo completo; en las primeras divisiones las células son equivalentes, tienen una gran capacidad de proliferar y una plasticidad que les permitirá desarrollar células tan diferentes como una neurona o una célula hepática.
El CSIC ha informado en una nota difundida hoy que esa potencia se va perdiendo progresivamente a lo largo del desarrollo embrionario, ya que las células van tomando decisiones de linaje y diferenciándose.
“Hasta ahora se pensaba que esos genes solo hacían a la célula pluripotente, pero hemos visto que también influyen en el siguiente proceso, el de diferenciación”, ha señalado el investigador del CSIC Miguel Manzanares, del Centro de Biología Molecular.
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Hallan el papel que juegan los genes que dirigen la desigualdad celular
Y ha precisado que tras la implantación en el útero, el embrión realiza un proceso que se llama ‘gastrulación’, en el que las células eligen su destino dentro del cuerpo, momento en el que deja de existir la pluripotencia como tal.
“Sin embargo, la expresión de los factores de pluripotencia continúa un poco más en el tiempo y nuestro objetivo ha sido comprender por qué estos factores continúan expresándose y cuál es su función más allá de la pluripotencia”, ha señalado el investigador.
La capacidad de generar cualquier tipo de célula se mantiene en el embrión gracias a la acción de los llamados ‘factores de pluripotencia’, que solo se expresan en las primeras fases del desarrollo, mientras que en un organismo adulto están ‘apagados’, ha explicado el CSIC.
Esta investigación se ha centrado en uno de esos ‘factores’ (el OCT4), y para estudiar en detalle este proceso, los investigadores han caracterizado tanto ‘in vivo’ como ‘in vitro’ cómo influye ese factor en la regulación de los genes llamados ‘Hox’, que son los encargados de dar identidad a las células del eje anteroposterior del embrión.
“Hay numerosos trabajos acerca de la pluripotencia, pero se conoce mucho menos cómo se desensambla esta red para permitir la determinación de un linaje celular específico”, ha observado Manzanares, y ha asegurado que comprender la pluripotencia es ‘la piedra Rosetta’ para desentrañar procesos tan importantes y complejos como la regeneración de tejidos, el rejuvenecimiento o el cáncer.
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