Los Estados como comunidad política tienen diversas herramientas para trazar proyectos de país y, planes que llevan a la población por los caminos que, de acuerdo con los marcos del contrato social, son determinados por todos de acuerdo con las reglas de la democracia. ¿hacia donde quiere ir México? ¿hacia la cuarta transformación, y si es así, hacia qué cuarta transformación?
México y su infinito laberinto de la soledad, diría Octavio Paz, parece no encontrar la identidad que justamente le de ese sentido de comunidad, le de identidad de reconocimiento común en el que todos, sin excepción, sean reconocidos como parte de estos espacios comunes pero que todavía adolece de jerarquías tremendamente asimétricas.
El sueño mexicano de la transformación es una quimera si se trata solo de responsabilizar a los gobernantes, a la clase política mexicana. Lo que quiero decir con esto es que una sociedad es más a la suma de sus partes. Pensemos en cualquier país: historia y pasado, una población, (homogénea o heterogénea), un territorio, una organización política que podríamos decir que “normalmente” es democrática, un sistema de partidos y un modelo económico más o menos definido. ¿todo esto define a un país? Pienso que no, es todo al mismo tiempo, pero con una variante muy importante: su ciudadanía, y la participación real de esta en la toma de decisiones.
Andrés Manuel López Obrador ha cuestionado a las grandes inercias de México, haciendo un excelente diagnóstico de las necesidades de la gente: pobreza, corrupción, racismo, discriminación, violencia y un largo etcétera. Sin embargo, ha sido duramente cuestionado sobre las formas en cómo conseguir derrotar a esta lista de males que retienen el desarrollo de México. Ayudas sociales para grupos vulnerables, austeridad de gasto público, obra pública concentrada en tres grandes proyectos, discurso reparador en contra de los grupos privilegiados, por citar algunos. La pregunta es: ¿es hacia donde los mexicanos se quieren dirigir? O ¿es solo lo que esperan de la clase política? Porque no es lo mismo esperar que hagan por ti que hacerlo tu mismo.
Sin duda podemos imaginar muchos “Méxicos”, es más, existen muchos “Méxicos” de hecho, pero también ese pluralismo se va a reflejar en la clase política mexicana, en los partidos políticos y por supuesto en los candidatos de los partidos políticos.
Reflexiono sobre esto, amable lector, porque es altamente probable que para el año 2024, las elecciones a la presidencia las gane el partido político MORENA, y salta a mi pensamiento, ¿hacia donde se quiere dirigir México? Y es que hasta dentro de MORENA se refleja la diversidad y el pluralismo de un país tan complejo como México, hablando de precandidatos morenistas, ¿Qué convendría más para México? ¿continuar con el proyecto de Andrés Manuel será una buena opción, aunque se mantenga la polarización entre los mexicanos? O quizá ¿es que se requiere de un candidato o candidata que “guste” a la mayoría de la población para aminorar la polarización? O simplemente se requiere de alguien que lleve a México por la senda de la reconciliación, al respeto a la diversidad y a la tolerancia y, que, sobre todo, que lleve a México al futuro sin resentimientos del pasado, con una visión moderna y de avanzada.