El equipo encabezado por el especialista mexicano, Manuel Alejandro Guerrero Martínez, propone además encontrar nuevas narrativas que ayuden a mejor la práctica periodística en temas sensibles
¿Es posible encontrar narrativas en la comunicación pública y social que aminoren el efecto de la polarización de los debates sobre temas sensibles y que puedan contribuir a prevenir el uso maniqueo de esos asuntos en la política electoral, la conspiranoia, o incluso expresiones y actos de violencia?
Responder la pregunta es uno de los objetivos trazados en un proyecto de investigación encabezado por un grupo académico de ocho países, con el respaldo de las Cátedras en Comunicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y que encabeza el exdirector del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, Manuel Guerrero Martínez.
Mientras realiza un año sabático en la Universidad Americana de Washington D.C., Guerrero Martínez plantea también otra pregunta: ¿Cuál es el papel que puede jugar el periodismo en el desarrollo de narrativas que eviten una mayor polarización o aminoren la que ya vivimos y crece en las discusiones entre personas y grupos usuarios de medios socio digitales.
Para responder a los dos cuestionamientos anteriores y otros derivados de la búsqueda de una mejor comunicación entre la sociedad, el investigador mexicano convocó a especialistas de siete países más: Estados Unidos, Francia, Canadá, España, Colombia, Brasil y Perú. También espera que pronto se sumen instituciones académicas de Chile y Brasil.
La preocupación por este tema está lejos de ser nueva en el trabajo de Guerrero Martínez, quien en investigaciones anteriores se ha abocado a revisar los efectos del sesgo de confirmación en el comportamiento de las personas involucradas en debates con altos niveles de contraposición.
Ese sesgo consiste en una interpretación a modo de la información que recibe una persona y que la hace proclive a favorecer o buscar aquellos datos que refuercen sus creencias previas sobre el tema en discusión y que puede influir en los juicios que emita o las decisiones que tome al respecto.
Para el académico mexicano este es uno de los elementos centrales que actualmente radicalizan los debates en la comunicación pública y que incluso son aprovechados por actores políticos durante las campañas electorales, o en proyectos legislativos, para acumular puntos a favor que les permitan desarrollar o dar continuidad a sus agendas.
De ahí que una investigación como la que se propone incluya el ejercicio periodístico como una alternativa para desarrollar narrativas que permitan a la comunidad comprender mejor los por qués y los cómos de una situación determinada, sin sesgos o sin dejarse llevar por campañas de desinformación e hipótesis de conspiración que pueden incluso generar actos de violencia.
La investigación abarca temas sensibles como el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y la interrupción legal del embarazo, en Estados Unidos; la supuesta alianza entre la izquierda radical y el islamismo (islamo-gauchisme), en Francia; la identidad y diversidad, en Canadá; inmigración, en España; negociación de la paz, en Colombia; racismo inverso, en Brasil, y el lenguaje inclusivo, en México, entre otros temas.
El método a seguir es la elaboración de encuestas y documentación sobre esos temas, dirigidos a jóvenes de los países que intervienen en el proyecto.
Quienes participen lo harán en dúos con posiciones diferentes o contrapuestas respecto del tema asignado, lo que permitirá ver cómo estructuran el debate en torno a la situación planteada y qué tanto el sesgo de conformación puede determinar la actitud que tomen o las acciones que podrían llevar a cabo.
Al mismo tiempo, permitirá identificar posibles narrativas que pueden ser compartidas posteriormente con actores públicos y quienes se dedican al periodismo para tratar de impulsarlas como una forma de contribuir a generar una mejor comprensión de los temas entre la sociedad y por ende al posible desarrollo de un debate público con mayor empatía que contribuya a la paz social.