Rubén Aguilar Valenzuela
Hoy la verdadera izquierda en Centroamérica es marginal. En Nicaragua alguna vez estuvo en el poder, pero ahora hay una dictadura. Líderes de la izquierda, como la comandante Dora María Téllez, están en la cárcel.
Los que están libres tienen que andar con mucho cuidado porque bajo cualquier pretexto pueden ir a la cárcel. Se manejan siempre con discreción. Tratan de pasar desapercibidos. Se saben espiados y que sus teléfonos están intervenidos.
En El Salvador, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla, dos veces obtuvo la presidencia de la República. En la última elección, la de 2021, junto con la derecha, fue arrasada. Ahora en la Asamblea Nacional solo tiene cuatro diputados. En otro tiempo llegó a tener la mitad.
Desde la firma de la paz en 1996, la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca (UNRG), quedó como una fuerza política muy marginal. En los hechos desapareció.
La izquierda social demócrata de Honduras, con el triunfo de Xiomara Castro de 2021, se convierte en la fuerza izquierdista más importante de Centroamérica. En ese país hay agrupaciones más a la izquierda, pero son marginales.
Para la izquierda centroamericana un tema central, no está a discusión, es el trato y el destino que se da a la población migrante de cada uno de los países.
Las naciones y gobernantes que impiden su tránsito, para que no lleguen a la frontera de Estados Unidos, el destino que persiguen, son considerados como aliados del gobierno estadounidense.
He hablado con amigos que fueron comandantes en el FMLN, en la URNG y en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, también con líderes de la izquierda en Honduras.
A la llegada del presidente López Obrador, que identificaban como de izquierda, pensaron que el nuevo gobierno abriría el espacio y protegería a los migrantes en su intento de ingresar a Estados Unidos.
Cuando el presidente López Obrador, por órdenes de Donald Trump, decidió poner a la Guardia Nacional (GN) en la frontera sur y norte de México, para impedir el paso de los migrantes centroamericanos, no lo podían creer.
Nunca imaginaron que las fuerzas militares de nuestro país golpearían a migrantes, incluyendo a mujeres y niños, para impedirles el paso.
Para esa izquierda marginal, que ahora en sus países no tienen ninguna fuerza, el presidente López Obrador es un “lacayo del imperialismo”. Se los he oído decir más de una vez.
Nunca pensaron que el presidente mexicano se entregaría así al gobierno del Imperio. Siguen perplejos. Algunos huyendo de sus países se encuentran en México. Son testigos en directo del accionar de la migra mexicana y de la GN. No salen de su asombro.
Twitter: @RubenAguilar