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- Exigimos al gobierno federal que reconozca que la violencia está completamente fuera de control y se presente una estrategia para frenar la creciente inseguridad.
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- El asesinato de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, la humillación al Ejército en Michoacán y comunidades despojadas de sus viviendas como en Zacatecas, así como los retenes de civiles fuertemente armados, exhiben la total impunidad con la que se mueven los narcos en este país.
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- México vive la peor ola de violencia, casi el doble de la registrada en el sexenio pasado y casi el triple de la ocurrida en el sexenio antepasado.
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- La decisión del gobierno federal de ahorcar presupuestalmente a las policías de los estados y municipios, debilitó institucionalmente la capacidad de respuesta local y favoreció a los grupos delincuenciales.
“Señor Presidente no le mienta al pueblo, en materia de seguridad estamos peor que nunca, el baño de sangre, dolor y miedo de las familias mexicanas nos lastima a todos, evidentemente menos a usted”, afirmó el líder nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, al señalar que el gobierno federal debe reconocer que debido a su fallida estrategia México enfrenta la peor ola de violencia, por lo que a la brevedad debe corregirla para detener la creciente inseguridad en nuestro país.
El asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas, comunidades enteras despojadas de sus viviendas como la de Saravia en Jerez, Zacatecas, ver a elementos del Ejército humillados por bandas criminales en Nueva Italia, Michoacán, que el gobierno minimice retenes de civiles fuertemente armados controlando regiones enteras, 91 ejecuciones en un solo día de la semana pasada, la ola creciente de feminicidios en Nuevo León y en Veracruz son apenas algunas de las muchas muestras de que la violencia está completamente desbordada en México, debido a la complacencia del gobierno y la política de los abrazos, de tender la mano a criminales, cuidándolos cuando lo que tendrían que hacer es detenerlos, para proteger y brindar seguridad a las y los miles de mexicanos de bien.
Marko Cortés señaló que el presidente López Obrador, desde que asumió el poder hizo a un lado la principal obligación del Estado: garantizar la seguridad, el derecho a la vida, a la propiedad privada, a la libertad de tránsito y de trabajo.
Como consecuencia de la política oficial de “abrazos, no balazos”, México vive la peor ola de violencia, casi el doble de la registrada el sexenio pasado y casi el triple de la ocurrida en el sexenio antepasado, para periodos iguales, puntualizó el Presidente Nacional del PAN.
“No podemos ocultar nuestra sorpresa cuando el presidente López Obrador dice que va bien con su política de seguridad y que, además, lo puede probar con números. Esa es otra gran mentira y con números le decimos que México vive la peor ola de violencia”, precisó.
En Acción Nacional nos solidarizamos con el dolor de millones de los familiares de las víctimas que han muerto en hechos violentos desde que tomó el poder el presidente López Obrador.
Expresó que, desde el principio, el gobierno se rindió, se puso de rodillas, ante los cárteles del narcotráfico, lo cual multiplicó la impunidad de los criminales y elevó su crueldad, cinismo y poder, poniendo en riesgo nuestra libertad, la vida y la de nuestras familias
El asesinato de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, baleados por dar primeros auxilios a un guía de turistas que buscaba refugio en la Iglesia, exhibe la total impunidad con la que se mueven los narcos, a quienes el presidente define como “gente buena”, defendiéndolos frente al poder de fuego de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional.
Con sus abrazos, el presidente López Obrador exhibe una tolerancia explícita y reiterada a los cárteles del narcotráfico, pero resulta todavía más preocupante que sus palabras revelen su ilegal deseo de que, en cada estado se imponga un solo cartel cuyo poder sea tal que inhiba la presencia de otros, con aparente objetivo de disminuir el número de muertos y alcanzar la paz entre los grupos delictivos.
Además, la decisión del gobierno federal de ahorcar presupuestalmente a las policías de los estados y municipios debilitó institucionalmente la capacidad de respuesta local y favoreció a los grupos delincuenciales de todo tipo, desde los cárteles del narco hasta la delincuencia común, como los feminicidios y los asaltos a mano armada en plena calle.
Finalmente, el Presidente del PAN demandó al gobierno federal que reconozca que la violencia e inseguridad va de mal en peor. Le exigimos que presenten a la brevedad una estrategia efectiva para frenar la creciente violencia en el país, en plena coordinación institucional con municipios y gobiernos estatales, con indicadores y resultados medibles en el corto, mediano y largo plazos para que México recupere la tan anhelada paz social.