En México, el territorio insular brinda una gran variedad de recursos biológicos, científicos, culturales y económicos, sitios de un patrimonio invaluable, donde especies y comunidades propias han evolucionado y adaptado a sus condiciones.
Las islas contribuyen al mantenimiento y generación de servicios ambientales, por ejemplo: son defensa contra huracanes y tormentas tropicales, son parte del ciclo de nutrientes y formación de suelos, regulan el clima, son hábitat de flora y fauna silvestre única de México y el Mundo, además de proporcionar valores paisajísticos, recreativos, educativos y culturales.
El territorio insular mexicano abarca un área total de 5,127 km2 distribuidos en más de 4,000 islas, cayos, islotes, bancos, atolones, archipiélagos, arrecifes y rocas, representando un 0.3% del territorio nacional. En contraste, esta reducida superficie posee una extraordinaria riqueza biológica, albergando 14 veces más especies endémicas que el territorio continental. Solamente en las 600 islas del noroeste de México podemos encontrar 331 especies únicas en el mundo.
Producto de esta enorme riqueza biológica es la gran variedad de ecosistemas que se encuentran en las islas, en ellas podemos encontrar; manglares, arrecifes, praderas de pastos marinos, dunas, matorrales, bosques de coníferas, etc., los cuales son utilizados como zonas de refugio, alimentación, cría y reproducción de distintas especies.
Existen diferentes tipos de islas y esto es gracias a su origen, éstas pueden ser continentales, volcánicas, coralinas y sedimentarias. Las islas se encuentran repartidas en todo el litoral mexicano, siendo el Pacífico la zona con mayor número de islas registradas, principalmente la zona noroeste con 584, le sigue el Golfo de México con 446, después la zona del Pacífico tropical con 98 y finalmente el Mar Caribe con 90.
La isla más grande de la República Mexicana es la Isla Tiburón, con 1,200 km2, localizada en el Golfo de California, frente a la costa de Sonora y separada de ésta por el Canal del Infiernillo. Esta isla cuenta con dos zonas montañosas en dirección norte-sur llamadas Sierra Menor y Sierra KunKaak, en esta última se encuentra la parte más alta de esta isla, con 800 msnm.
Las islas mexicanas son consideradas en todo el mundo como uno de los lugares más ricos en biodiversidad, sobre todo en especies endémicas, esto es debido a su aislamiento geográfico y dinámicas evolutivas, lo cual ha formado una biota compleja y diversa. En ellas habitan alrededor de 2,545 especies marinas y 2,066 especies terrestres, agrupadas en 655 familias y 1,830 géneros. De las cuales se han registrado por lo menos 218 especies y subespecies endémicas, que a la fecha se encuentran en alguna categoría de riesgo, ya sea amenazadas, o en peligro de extinción, principalmente por la introducción de fauna invasora y destrucción de su hábitat.
En los últimos años, cerca del 50% de las extinciones documentadas del planeta han ocurrido en las islas, de éstas, el 70% han sido causadas por especies introducidas. A nivel global, las extinciones de especies insulares son 40 veces más probables que las de especies continentales, esto a causa de su historia evolutiva, ya que estas especies no desarrollaron mecanismos de defensa ante depredadores, convirtiéndolas en presa fácil para cualquier animal introducido a la isla.
En México, 17 especies endémicas insulares de aves y mamíferos están extintos por especies introducidas a las islas, como el petrel de isla Guadalupe (Oceanodroma macrodactyla), carpintero de isla Guadalupe (Colaptes auratus rufipileus), caracara de isla Guadalupe (Caracara lutosa) y pequeños mamíferos como el ratón de la isla Ángel de la Guarda (Peromyscus guardia harbisoni), rata cambalachera de Todos los Santos (Neotoma anthonyi) y la rata arrocera de las Islas Marías (Oryzomys nelsoni). Las principales especies invasoras que han provocado las extinciones insulares son: gatos, ratas, cabras y borregos, especies que depredan a las poblaciones nativas, compiten con ellas o destruyen su hábitat.
Otra amenaza para las especies insulares es el cambio climático, el cual se está convirtiendo en la segunda causa de presión para la biodiversidad. Los ecosistemas insulares son considerados como uno de los ecosistemas más sensibles y vulnerables del planeta, por ejemplo, los arrecifes de coral son amenazados por la acidez del océano. También el calentamiento de las aguas está provocando serios problemas, algunas especies de peces tropicales migran aguas más frías para desarrollar sus procesos biológicos normales, lo que provoca un grave desequilibrio ecológico, ya que especies residentes –aves y mamíferos– no encuentran con facilidad alimento.
La gran belleza de las islas mexicanas y su biodiversidad –capital natural– generan grandes beneficios económicos a muchas comunidades insulares que viven directamente del mar, ya sea a través de la pesca artesanal y de productos altamente valorados en mercados internacionales, como el abulón y la langosta, los cuales han sido sustento histórico para las comunidades locales de las islas. Es importante señalar que gracias a sus islas oceánicas distantes “Archipiélago de Revillagigedo” e “Isla Guadalupe”, México tiene una Zona Económica Exclusiva (ZEE) de ricos mares y de fondo marino de 3.18 millones de km², superficie significativamente mayor que el propio territorio continental de 1.96 millones de km², y gracias a su ZEE, México produce desde hace tres décadas más de 100 mil toneladas anuales de atún.
Al mismo tiempo, algunas islas, en particular en el Caribe, dan sustento a las comunidades que viven del turismo. En México existen 144 islas habitadas, con una población insular de 618,930 habitantes, equivalente al 0.6% de la población total (INEGI, 2005).
Riqueza natural que representa una gran responsabilidad en su cuidado y buen uso, por ello, en el año 2012 se publica la Estrategia Nacional para la Conservación y el Desarrollo Sustentable del Territorio Insular Mexicano, coordinado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Marina-Armada de México y el Grupo de Ecología y Conservación de Islas, A.C., la cual pretende ser una herramienta de política pública para fortalecer la soberanía nacional en el Territorio Insular Mexicano, fomentar la restauración y conservación de las islas, y mejorar la calidad de vida de sus habitantes a través de un desarrollo sustentable.
Estrategia que se fortalece y debe ser vinculatoria con el sector turístico, ya que la Secretaría de Turismo (SECTUR) cuenta con diversos instrumentos sectoriales, entre los que destacan: el Estudio de vulnerabilidad al Cambio Climático en destinos turísticos, la Guía Local de Acciones de Alto Impacto en Materia de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático en Destinos Turísticos Mexicanos, los Lineamientos para la Dictaminación de Zonas de Desarrollo Turístico Sustentable, el Ordenamiento Turístico General del Territorio y los Centros Integralmente Planeados, instrumentos que integran criterios de sustentabilidad e inversión pública en el desarrollo turístico, adicionalmente la SECTUR en colaboración con EarthCheck y Rainforest Alliance, tiene en aplicación el “Distintivo S”, el cual siguiendo los lineamientos de la Organización Mundial de Turismo y The Global Sustainable Tourism Council, impulsa la certificación de buenas prácticas sustentables en el desarrollo de proyectos turísticos.
Las acciones para protección de las islas no ha sido una tarea fácil, ya que en muchas ocasiones se carece de certeza jurídica, por ejemplo, en las acciones de restauración no existe una claridad legal y técnica, lo que ha generado retrasos en los trabajos, de forma particular, en la erradicación de la fauna introducida con características invasoras, un tema controvertido y en buena parte se debe a la falta de regulaciones, ya que es fundamental ajustar las atribuciones técnicas y legales, además del convencimiento de la sociedad.
Actualmente existen trabajos coordinados entre gobierno federal y sociedad civil para la conservación de las islas y su biodiversidad. Dichos trabajos se enfocan en la erradicación de las especies invasoras, principalmente cabras, gatos y ratas, algunos casos de éxito son en la Isla Espíritu Santo, Islas Marías y en la Isla Guadalupe.
Para que los programas de conservación sean fructíferos, la posesión de la tierra juega un papel fundamental, urge esclarecer la jurisdicción local o federal sobre el territorio insular, además existe una dualidad de regímenes, por una parte, disposiciones de carácter interno en virtud de que el territorio insular se equipara al continental de un Estado, por la otra, al orden internacional en atención a que las aguas que las rodean están sujetas a normas internacionales. Así mismo, en muchas islas encontramos problemáticas diversas relacionadas a la posesión de la tierra y a las actividades ilícitas que en ellas se realizan.
Dentro de las acciones más importantes en la protección y conservación de las islas el gobierno federal a través de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), ha decretado áreas protegidas en islas o grupos de las mismas, destacando las del Golfo de California, los archipiélagos de Islas Marías, Revillagigedo y Espíritu Santo e Isla Guadalupe, entre otras.
Las islas mexicanas no sólo juegan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad, también en la generación de servicios ambientales y en el desarrollo sustentable del país, por ello, todas las estrategias deben suponer un trabajo coordinado y multidisciplinario entre los tres órdenes de gobierno, iniciativa privada, academia, comunidades locales y las organizaciones de la sociedad civil, a fin de fomentar la protección, conservación y sostenibilidad del territorio insular y mejorar el bienestar y la calidad de vida de sus habitantes.
La cultura ambiental y educación juega un papel fundamental, no sólo en los habitantes de las islas, sino también en sus visitantes, por lo tanto, deben existir campañas permanentes sobre los beneficios que brindan sus ecosistemas y biodiversidad, y de cómo podemos colaborar en su protección y conservación.
De forma personal, considero fundamental la elaboración de Programas de Ordenamiento Territorial en cada zona insular, dónde éste sea el instrumento de protección, conservación, regulación y categorización de cada una de las islas, ya que de lo contrario existirá y se fomentará la anarquía, y como resultado la degradación de nuestras islas y la extinción de sus especies.