Nuestras abuelas se lo dijeron a nuestras madres, las plantas no se tocan, y la ciencia lleva años tratando de explicar porqué el tacto afecta tanto a los vegetales. ¿Qué ocurre a nivel molecular? Al parecer estamos cerca de comprenderlo.
En un estudio publicado en Science Advances, se detalla la identificación de reguladores de vías de señalización que afectan el desarrollo de la planta (tigmomorfogénesis) y la floración, lo que explica por qué las plantas reaccionan con tanta fuerza al ser tocadas.
«Expusimos la planta de Arabidopsis thaliana a un cepillado suave, después de lo cual se activaron miles de genes y se liberaron hormonas del estrés. Luego usamos la detección genética para encontrar los genes responsables de ese proceso«, explica el biólogo Olivier Van Aken, de la Universidad de Lund en Suecia.
Treinta años de investigaciones
Arabidopsis thaliana es la especie modelo por excelencia para experimentos con vegetales, convirtiéndose en la protagonista de muchas investigaciones. Las que analizan sus raíces, indican que los canales de proteínas especiales responden a las distorsiones en las membranas celulares al facilitar las señales químicas.
Sobre las hojas, se sabía que el ácido jasmónico desempeñaba un papel fundamental en la transformación de esas señales químicas tempranas en cambios de comportamiento o de crecimiento. Sin embargo, la información no estaba completa, quedaban muchos cabos sueltos.
Dentro del complejo rompecabezas que es el metabolismo vegetal, el reciente estudio parece haber encontrado algunas piezas para darle más sentido a la imagen completa.
«Hemos identificado una vía de señalización completamente nueva que controla la respuesta de una planta al contacto físico y al tacto. Ahora continúa la búsqueda de más vías».
Los investigadores detectaron seis genes individuales que desempeñaban un papel en la respuesta al tacto, tres para la vía de señalización relacionada con el ácido jasmónico y tres en otra vía de señalización. Esto les da a los biólogos mucho más con lo que trabajar cuando se trata de comprender cómo y por qué ocurre esta respuesta.
«Nuestros resultados resuelven un misterio científico que ha eludido a los biólogos moleculares del mundo durante 30 años«, dice el biólogo Essam Darwish.
Contra los efectos del cambio climático
Cada vez que una planta recibe un toque, se activan diversas respuestas moleculares defensivas. Estas pueden hacer que las plantas se vuelvan más resistentes al estrés y florezcan más tarde en el año. Los científicos tratan de aprovechar esta respuesta para generar cultivos más fuertes y cosechas más abundantes.
A medida que el cambio climático ejerce aún más presión sobre la agricultura esos procesos se vuelven aún más importantes. En ese sentido, esta última investigación brinda información vital sobre cómo se controla todo esto.
«Dadas las condiciones climáticas extremas y las infecciones por patógenos a las que conduce el cambio climático, es de suma importancia encontrar nuevas formas ecológicamente responsables para mejorar la productividad y la resistencia de los cultivos», manifiesta Van Aken.