La triste realidad es que en las guerras y los conflictos armados son los niños, los miembros más vulnerables de la sociedad, los que más sufren las consecuencias. Los niños son víctimas del reclutamiento como soldados, el homicidio, la violencia sexual, el secuestro, los ataques contra escuelas y hospitales, así como la ausencia de ayuda humanitaria.
El 19 de agosto de 1982, en su período extraordinario de sesiones de emergencia sobre la cuestión de Palestina, la Asamblea General, «consternada ante el gran número de niños palestinos y libaneses que han sido víctimas inocentes de los actos de agresión de Israel», decidió conmemorar, el 4 de junio de cada año, el Día Internacional de los niños víctimas inocentes de la agresión (resolución ES-7/8).
El propósito del día es reconocer el dolor que sufren los niños en todo el mundo que son víctimas de maltratos físicos, mentales y emocionales. Este día también reafirma el compromiso de las Naciones Unidas de proteger los derechos del niño.
Antecedentes
Hace veinte años, la Asamblea General aprobó la Resolución 51/77 sobre los Derechos del Niño, que marcó un hito en los esfuerzos por mejorar la protección de los niños en situaciones de conflicto.
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Tras el informe innovador de Graça Machel, que llamaba la atención internacional sobre el impacto devastador que tienen las guerras en los niños, la Resolución suponía el inicio de un nuevo consenso entre los Estados Miembros sobre la necesidad de dedicar atención, promoción y esfuerzos coordinados, por parte de la comunidad internacional, para abordar las vulnerabilidades y las violaciones que enfrentan los menores en tales situaciones.
La Resolución se basaba en los esfuerzos de la Asamblea General para proteger los derechos de los niños, en particular mediante la Convención sobre los Derechos del Niño y su Protocolo Facultativo, y las resoluciones anuales sobre los Derechos del Niño. Establecía, además, el mandato de un Representante Especial del Secretario General para este asunto.
Debemos hacer más para proteger a los 250 millones de niños que viven en países y zonas afectadas por los conflictos, incluyendo su protección contra los ataques de extremistas violentos. También es necesario promover el derecho internacional humanitario y los derechos humanos y garantizar la rendición de cuentas.
La Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030 nos proporciona el plan maestro universal para asegurar un mejor futuro para los niños. La nueva agenda mundial de desarrollo sostenible, que incluía por primera vez una meta específica (16.2) centrada en poner fin a todas las formas de violencia contra los niños, exige: poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.
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