La boda de Kourtney Kardashian y Travis Barker se ha convertido en el evento más comentado no sólo entorno al clan Kardashian Jenner sino al mundo del entretenimiento en general en las últimas semanas y al ver los preparativos y actividades previas a la ceremonia que tendrá lugar en Portofino, Italia, queda claro que no se escatimó en recursos para hacer que el gran día de la primogénita de Kris Jenner y su fallecido esposo Robert Kardashian fuera inolvidable.
Este fin de semana, el poblado del Mediterráneo ubicado al noroeste de Italia fue tomado por toda la maquinaria que sigue y hace funcionar al universo de The Kardashians, pues además de los miembros de la familia de Kourtney y de Travis, llegaron al lugar sus invitados y los equipos de seguridad y producción que se encargaron de llevar a buen puerto cada actividad previa al enlace.
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Aunque Kourtney Kardashian y Travis Barker tuvieron una sencilla ceremonia civil para casarse legalmente en California, a la que únicamente acudieron la abuela de Kourtney, MJ Campbell, y el padre del baterista, Randy Barker, sabíamos que la ceremonia, que ya tuvo lugar en Italia, se convertiría en un espectáculo digno de la leyenda que sigue a la familia más célebre de Hollywood.
Así que durante el fin de semana antes de darse el sí, la pareja y sus invitados disfrutaron del poblado italiano y derrocharon lujo y extravagancias como solo las Kardashian saben hacerlo.
De entrada, todos los outfits que han utilizado a lo largo del fin de semana fueron diseñados por la firma italiana Dolce & Gabbana; desde el mini vestido de inspiración gótica a que lució Kourtney, hasta el de estampado de leopardo que vistió Khloe en la cena del sábado y el elaborado diseño con polka dots que eligió Kris Jenner.
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Además, Kourtney y Travis se relajaron en el extravagante yate Regina d’Italia, una embarcación con un valor superior a los 17 millones de dólares, que tiene capacidad para recibir a 12 invitados y 16 integrantes de la tripulación, según publicó el Daily Mail, y que de acuerdo con reportes de TMZ, fue propiedad de los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana, quienes son amigos e invitados a la boda del año.
