La actriz y modelo estadounidense Riley Keough, nieta de Elvis Presley, lleva el arte en la sangre y después de haber trabajado delante de la cámara debuta como directora con War Pony, película que le costó siete años sacar adelante y que estrena en el Festival de Cannes.
Keough, de 32 años, codirige este proyecto con Gina Gammell, para quien también es su primera ópera prima, y lo muestra en la sección Una cierta mirada, la segunda en importancia del certamen, que celebra su 75 edición del 17 al 28 de mayo.
War Pony está ubicada en la reserva amerindia de Pine Ridge, en Dakota del Sur, y sigue a dos jóvenes de la tribu Lakota, uno de 23 años dispuesto a cumplir el sueño americano y otro de 11 impaciente por ser ya un hombre.
Al principio las dos directoras se volcaron en la historia como un hobby, según dijeron en una nueva edición de las charlas Women in Motion, organizadas por el grupo del lujo Kering para poner de manifiesto el papel de la mujer en la industria del cine. Cannes no entraba en esos momentos en su mente ni como una posibilidad.
“Nos avisaron en el último momento. Me mareé un poco y tuve que sentarme. Es un proyecto muy personal que hicimos con amigos y a veces se te olvida que la gente lo va a ver. Este festival era un sueño”, dijo Keough.
Cuatro de sus películas como actriz se habían proyectado ya en el certamen: American honey y Under the Silver Lake en competición por la Palma de Oro, y Mad Max: Fury Road y The house that Jack built.
Keough conoció la reserva de Pine Ridge durante el rodaje de American honey y la amistad que forjó con esa población le hizo querer centrar en ella su relato.
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“Al principio intercambiamos ideas por diversión, no teníamos un plan. Cuando se lo mandamos a la gente y nos comentaron que era interesante, nos dijimos ‘bueno, vamos a seguir y a tomárnoslo más en serio’”, contó.
La ahora directora señaló que aspiraba a dirigir y escribir guiones desde niña.
“Hacía películas con mis amigos y nunca actuaba en ellas. Actuar era algo que quería hacer, pero más tarde. Mi deseo original era escribir y dirigir. Empecé a actuar porque me apetecía probarlo todo y tenía la sensación de que me iba a gustar”, relató.
Ser nieta de Elvis Presley le abrió puertas y le ayudó a encontrar agente mucho más rápido que sus amigos, pero también la sometió a la presión de saberse mirada desde el principio.
“Soy muy sensible y me ponía muy nerviosa”, dijo.
Como directora debutante, no obstante, apuntó que incluso a ella no le ha resultado fácil porque los hombres tienen menos obstáculos para conseguir financiación: “y si yo he tenido problemas, cómo será para alguien que no es actriz ni tiene mis contactos”.
Su historia familiar, admitió, la ha forjado como artista. Su abuelo está presente además en esta edición de Cannes con Elvis, filme del australiano Baz Luhrmann que se proyecta el 25 de mayo fuera de competición.
Keough la ha visto ya con sus padres y sus hermanas y aseguró que le resultó una experiencia intensa.
“En los primeros cinco minutos ya se notaba todo el trabajo que han puesto detrás. Empecé a llorar entonces y no paré. Me honró sentir todo el esfuerzo que habían puesto para conseguir su esencia”.
Su abuela y su madre, la cantante Lisa Marie Presley, se reunieron con el cineasta y le ayudaron a hablar con la gente que necesitaba. ”En cierta manera sientes que esa historia es tuya y al mismo tiempo quieres que haga un gran trabajo. La primera película que vi en el cine fue Moulin Rouge y fue un honor saber que estaba interesado en hacerla”, concluyó Keough.
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