Por: Rafael Medina Martínez
En un claro desafío abierto hacia Estados Unidos, López Obrador ha iniciado una cruzada de apoyo socialista en América Latina, con la repartición de dádivas, promesas e ilusiones a los líderes de izquierda, para convertirse en el “líder moral” del bloque socialista del hemisferio occidental.
En su más reciente gira a Centroamérica, en la que se reunió con los presidentes de Honduras, Guatemala, El Salvador, Belice y Cuba quiere aprovechar el espacio vacío que dejó Fidel Castro, después Hugo Chávez y por último Raúl Castro para liderarlo, ya que nadie a podido tomar ese lugar en los últimos años, aunque lo ha intentado Nicolás Maduro no ha tenido la fuerza para estar al nivel de éstos últimos dictadores, por lo que la cabeza del socialismo en Centroamérica continúa vacante.
Por eso el presidente en la segunda mitad de su gobierno, ya comenzó la implementación de su estratégica socialista en México y Centroamérica; el primer paso es tratar de debilitar la democracia en México, y reducir las instituciones democráticas en meras ventanillas de servicio al poder gubernamental, en su desequilibrada reforma electoral propone degollar la Cámara de Diputados y Senadores y quitarles el derecho a ser electos por el voto directo, es decir todos serían plurinominales, desaparecer las salas regionales y locales del Tribunal Electoral de la Federación y politizarlo con elecciones y candidatos a magistrados, y la más absurda, aniquilar al Instituto Nacional Electoral, despareciendo los consejos locales en los Estados; ¿así o más obvia el camino a una dictadura?
El siguiente paso es ungirse como líder moral de los países socialistas de Centroamérica, por eso su retórica altanera contra Joe Biden y Estados Unidos, tratando de ganar fama, pantalla y méritos con dictadores, comunistas y grupos de izquierda.
Esta es al razón por la que ha advertido a Estados Unidos que no asistirá a la Cumbre de las Américas, sino incluyen al bloque de países socialistas integrado por Cuba, Venezuela y Nicaragua que no pertenecen a la OEA y que no cumplen con las normas humanitarias, ni del Derecho Internacional para participar y aportar soluciones a los problemas del continente que son precisamente: democracia, derechos humanos, combate al narcotráfico, libertad de prensa y de expresión.
Aunque en otras ocasiones y circunstancias sí han asistido éstos países, hoy es absurdo que los dictadores asistan a una cumbre donde van a analizar y proponer soluciones precisamente a las injusticias, los abusos y las violaciones que ellos cometen en contra de la humanidad.
Desde luego que los desenfrenos del presidente, se deben a la actitud tan tibia y parsimoniosa de Joe Biden, quien no ha sabido ponerle un alto a sus desprecios y altanerías, si el Presidente de Estados Unidos fuera más firme y le impusiera límites al presidente de México como lo hizo Donald Trump, seguramente López Obrador no se burlaría de Estados Unidos como lo ha hecho.
Y la prueba está en los mas recientes señalamientos que Trump hizo a López Obrador cuando se burló de él y de su Canciller Marcelo Ebrard al exhibirlos públicamente diciendo en un mitin de campaña: “Nunca había visto a alguien doblarse así”, en relación a las exigencias que Trump les demandó: “Señor Trump -dijo López Obrador- sería un honor tener 28 mil soldados puestos en la frontera de México”.
Precisamente Trump presumió su postura hacia López Obrador, para demostrarle a los electores de Estados Unidos que es más fuerte y mas firme ante él, de lo que es Joe Biden actualmente.
Finalmente durante la Cumbre de las Américas se tratará el problema del crimen organizado, ¿Cuál será la reacción de los países participantes? principalmente la de Estados Unidos quien hace algunos días mandó a través de la directora de la DEA Anne Milgram una advertencia a los presidentes extranjeros diciéndoles: “A los que abusen corruptamente de su poder para apoyar a los cárteles de la droga… La DEA no se detendrá para hacerlos responsables de sus crímenes”, advertencia que ignoró el presidente de México con sus recientes declaraciones respecto a las bandas del crimen organizado: “también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos, esta es una política distinta”.
¿En qué país del mundo existe un presidente que cuide los “derechos humanos” de los criminales?
Definitivamente el presidente está confundido en su estrategia de abrazos no balazos, si tanto le interesa cuidar a las bandas porque son seres humanos, mejor que se dedique a cuidarlas y no a esta gran nación que no lo merece.
Rafael Medina Martínez
Analista Internacional