El brasileño Eduardo Srur expone desde el pasado lunes en el corazón de Sao Paulo tres obras de arte urbano realizadas con restos de plástico y jaulas, con las que busca mostrar la relación de los humanos con los animales y denunciar el “confinamiento eterno” al que se ven sometidos en los zoológicos.
En plena Avenida Paulista, una jaula de tres por tres metros llama la atención de los viandantes. En su interior hay un hombre preso durante 24 horas y desde fuera monos con teléfonos móviles observan detenidamente sus pasos.
Es una de las tres obras que integra la exposición “Vida Libre”, del artista plástico Eduardo Srur, la cual obliga a repensar la “ceguera” de mantener a los animales presos en zoológicos o jaulas para el entretenimiento humano.
“La idea nació durante la pandemia. Nosotros sentimos en nuestra propia piel cuán difícil es estar confinado, perdimos el derecho de ir y venir. Entonces ¿por qué todavía tratamos a los animales de esa manera? ¿Por qué les dejamos presos en jaulas y acuarios para entretenimiento humano?”, explicó Srur.
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Otra de las obras se encuentra ubicada en el Parque Ibirapuera, uno de los mayores de Latinoamérica. Allí fue construido un tanque con 30 mil litros de agua que expone el sufrimiento de los animales en los acuarios.
En el interior del tanque, Srur introdujo la escultura de dos niñas y restos de plástico recogidos en los manglares, una escena que es observada desde el otro lado del cristal por un oso polar, símbolo del calentamiento global.
“Hago una inversión de papeles. Quito la vida salvaje del acuario y coloco dentro del tanque al ser humano. Agrego un elemento muy importante en mi trayectoria que es el plástico, porque estamos contaminando los océanos y sofocando la vida marina”, subrayó el artista.
“El acuario es una ilusión, porque engaña con esa belleza debajo del agua, pero en el fondo son grandes prisiones”, agregó.
Por último, una obra en forma de árbol construida con más de mil jaulas confiscadas por la Policía en operaciones contra el tráfico de animales silvestres y situada en el Parque Do Povo insta al público a reflexionar sobre la triste realidad de miles de pájaros privados de su libertad.
“Brasil es el país que tiene el mayor índice de tráfico silvestre del planeta. Son casi 40 millones de animales que son retirados de su hábitat natural para ser vendidos y comercializados. Eso es crimen y tiene que acabar. Un pájaro feliz es un pájaro libre”, puntualizó.
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