El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, declaró que el mandatario ruso, Vladímir Putin, es responsable de crímenes de guerra en Ucrania y que el presidente estadounidense, Joe Biden, está en lo cierto al calificar las acciones de Rusia como genocidio. A la condena contra las acciones rusas se sumó también el gobernante de Colombia, Iván Duque.
Trudeau declaró durante una rueda de prensa que los ataques rusos contra civiles, hospitales, estaciones ferroviarias y las noticias sobre violaciones sufridas por mujeres y niñas ucranias son “crímenes de guerra de los que Putin es responsable”.
El primer ministro canadiense añadió que aunque hay procesos concretos para determinar que es un genocidio, está de acuerdo en “usar la palabra genocidio” en relación a las acciones rusas en Ucrania y “con lo que Vladímir Putin ha hecho”.
Crímenes de guerra
El pasado 29 de marzo, Canadá anunció que enviará un equipo de policías a la Corte Penal Internacional (CPI), con sede en La Haya (Países Bajos), para investigar supuestos crímenes de guerra, de genocidio y contra la humanidad que hayan podido cometer las tropas rusas en Ucrania.
Trudeau se refirió a la presencia de los agentes canadienses como señal de que Ottawa está actuando para que Rusia y Putin respondan por los crímenes cometidos.
Por su parte, el presidente de Colombia, Iván Duque, se alineó con sus homólogos de Estados Unidos y Canadá al tildar de “genocidio” la acción bélica de Rusia en Ucrania.
Al término de una reunión en Nueva York con el embajador de Ucrania ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, el mandatario colombiano abogó por el cese del conflicto usando ese término en Twitter.
Kiev ha acusado a Moscú de cometer crímenes de guerra y planificar el genocidio de su población incluso antes del descubrimiento de cientos de civiles asesinados y enterrados en fosas comunes en la ciudad de Bucha.
Biden acusó el martes a Vladímir Putin de “genocidio”. En la misma línea, el primer ministro británico, Boris Johnson, indicó la semana pasada que la supuesta masacre en Bucha “no parece estar lejos del genocidio”.
Los líderes de gobierno de Francia y Alemania reconocieron que Rusia había cometido crímenes de guerra, pero se negaron a repetir la acusación de sus pares en los mismos términos.