Tras dos años de suspender las celebraciones religiosas por motivo de la pandemia de COVID-19, regresa de manera presencial una de las tradiciones de Semana Santa, particularmente Jueves Santo, donde las familias xochimilcas acostumbran “La Visita de las Siete Casas”, es decir, acuden a los templos donde se expone la imagen de Cristo apresado.
En dichos altares de los templos en los de barrios de Xaltocan, Santa Crucita, El Rosario, San Antonio y San Juan, se encuentra en primer plano la Virgen de los Dolores, a quien se le acompaña en su dolor.
Los altares son adornados con germinados de trigo, naranjas, melones y banderitas de papel color morado, que representa penitencia y humildad. El blanco la pureza, alegría y triunfo. También utilizan arreglos florales, ramitos de flor de manzanilla, veladoras e incienso.
Estos colores son representativos durante las épocas de Adviento y Cuaresma, así como en Jueves y Viernes Santo.
De acuerdo a la tradición, en los atrios de cada iglesia se ofrece a los creyentes agua de chía, pan y flores como la manzanilla.
En el barrio de San Antonio se acostumbra a colocar matracas gigantes que tocan los visitantes como símbolo de penitencia.