La intransigencia del presidente que ordenó a los diputados de Morena la aprobación de su reforma eléctrica, sin moverle una coma, y su cerrazón a los señalamientos y propuestas de los expertos y diversos actores sociales en el Parlamento abierto, fortaleció la unidad de la oposición en contra de la iniciativa presidencial.
El lunes 11 de abril, la oposición, en la Cámara de Diputados, en todas las comisiones relacionadas con el tema de la reforma eléctrica votó unida en contra de la misma. Ya lo habían anunciado, pero Morena llevó la situación al extremo pensando, sin fundamento, que podría fracturar a la oposición.
Ante estos resultados decidió, que no se votara la ley el martes, como estaba previsto, en un intento más de fracturar la unidad de la oposición y pospuso la votación, haciendo valer la mayoría que tiene en la Cámara, para el domingo 17 de abril.
La reacción desesperada de Morena no va a prosperar. La oposición se mantiene unida y nadie de las dirigencias del PAN, PRI, PRD y MC se va a doblar como lo pretende el presidente.
Se sabe que, a través de representantes personales, ha ofrecido todo tipo de cargos y prebendas a los diputados opositores que voten su reforma. Algunos de ellos me lo han dicho.
Ya los dirigentes opositores han manifestado que el próximo domingo, como lo tenían acordado el martes, van a votar en contra de la reforma presidencial que es expresión de la época del priismo del presidente Luis Echeverría (1970-1976).
El presidente López Obrador se identifica con ella. Se formó en ese PRI, que lo marcó para siempre. Su base ideológica es la del nacionalismo revolucionario priista. Nunca ha dejado de ser priista de esa época.
La bancada de Morena, de manera falsa e hipócrita, como suele actuar, ha dicho que las propuestas de la oposición ya se incluyeron en la ley. No es cierto. Es un recurso de propaganda política en el esfuerzo por desacreditar al PAN, PRI, PRD y MC haciéndolos ver que son ellos, no el presidente, los intransigentes.
La única posibilidad, para que la oposición se abra a discutir es que el presidente, los diputados de Morena no cuentan, decida cambiar su iniciativa, para incorporar los 12 puntos que plantea la oposición, que es producto de sus propios estudios, pero también de lo que recogió de las propuestas y señalamientos que se hicieron en el Parlamento abierto.
El presidente prolonga el resultado de la votación ya anunciada solo para no contaminar el supuesto éxito, en realidad un fracaso, del ejercicio de ratificación de su mandato. No quiere que solo un día después se enfrente a la derrota en la Cámara de Diputados. No hay más. Su ley no va a pasar. Es un capricho personal, en el marco de una visión trasnochada de 40 años atrás. Es en el mundo que él vive. El del PRI de esos años.
Twitter: @RubenAguilar