Por: Azul Etcheverry
Se cumplen poco más de tres semanas desde el inicio de la invasión rusa en territorio soberano ucraniano y con ello una serie de acciones desde la comunidad internacional que han ido poniendo a prueba las capacidades diplomáticas, comerciales y militares no sólo de los dos países en conflicto, sino las propias hegemonías de oriente y occidente que han ido exponiendo sus intereses y preocupaciones en un escenario aún de mucha incertidumbre.
Es esta misma incertidumbre la que trasciende respecto a la postura de China en la escena política internacional y su posible rol dentro del conflicto como mega potencia, teniendo en cuenta que públicamente ha querido mantener en lo discursivo una postura neutral, sin embargo, en lo práctico se niega a condenar la invasión a Ucrania ni tampoco participa en las sanciones económicas a las que Rusia ha estado siendo expuesta.
Lo anterior ha generado que las tensiones entre Estados Unidos y China vayan en aumento, desde que fuentes estadounidenses señalaron que Rusia habría pedido ayuda militar al gigante asiático, lo que se tradujo en una serie de comunicaciones desde la Casa Blanca que refirieren a la imposición de sanciones a ese país en caso de que ello ocurra. Por su parte, la postura oficial china permanece igual, la neutralidad en su posicionamiento político respecto a la intervención militar y ha evitado darle la espalda a uno de sus principales socios internacionales.
En años recientes el vínculo comercial entre China y Rusia ha demostrado un ascenso meteórico, alcanzando en 2021 los 147 mil millones de dólares, un 36% más que el año anterior y representó el 18% del comercio total de Rusia en 2021. Incluso, durante la última visita de Putin a China se anunciaron proyecciones en el intercambio comercial que ascendería a los 250 mil millones para el 2024, además de firmar acuerdos a largo plazo, particularmente en el sector energético.
No obstante, la principal relación comercial rusa está con el bloque europeo a una escala casi del doble de lo que representa el negocio con China, por lo que actualmente el cuestionamiento radica en que si ese país puede convertirse en un sustituto económico de occidente dadas las sanciones impuestas internacionalmente. La respuesta en el corto plazo es negativa, si bien ha existido un incremento sustancial en la relación entre ambos países orientales, la realidad es que Europa es su principal socio comercial en bienes estratégicos de la industria energética y agrícola, por lo que una transición acelerada en una economía global tan estrechamente vinculada no es una alternativa viable.
Mientras tanto, en Estados Unidos se celebró una sesión conjunta del Congreso en el que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, aprovechó el foro para pronunciar un discurso inteligente y sobrecogedor a sabiendas de que no sólo tendría la oportunidad de dirigirse al capital político sino a una nación en general, en búsqueda de un verdadero aliado estratégico que le asista en estos momentos de apremio. Horas más tarde el presidente Biden estaría anunciando un nuevo paquete de asistencia militar de alrededor de 800 millones de dólares a la causa.
Aún falta mucho por definir.