Las fuerzas rusas se hicieron este viernes con el control de la planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y ubicada en el sureste de Ucrania, tras atacarla y generar con ello un incendio que ya fue controlado.
De acuerdo al Ministerio de Exteriores ucraniano, el ataque dejó varios “muertos y heridos”. Las autoridades de la central anunciaron que, tras la preocupación inicial, la seguridad nuclear de está garantizada.
Asimismo, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés) informó que los equipos esenciales de la planta nuclear están en funcionamiento y que la radiación se mantiene en niveles normales.
Sin embargo, el director general de la AIEA, Rafael Mario Grossi, indicó más tarde este viernes que aún no se ha podido tener acceso a toda la planta y que “la situación sigue presentando desafíos”.
“Estoy extremadamente preocupado por la situación en la central nuclear de Zaporiyia y lo que sucedió allí durante la noche”, dijo Grossi en un comunicado.
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“Disparar proyectiles en el área de una planta de energía nuclear viola el principio fundamental de que la integridad física de las instalaciones nucleares debe mantenerse segura en todo momento”, agregó.
La central nuclear de Zaporiyia fue construida entre 1984 y 1995 en Enerhodar, a unos 200 km de la disputada región de Donbás y a 550 km al sureste de Kiev.
Según la IAEA, en tiempos normales la planta produce alrededor del 20% de la electricidad de Ucraniay casi la mitad de la energía generada por las instalaciones de energía nuclear del país.
Tiene seis reactores, de los cuales solo el número cuatro estaba funcionando al 60% en el momento del ataque, de acuerdo a la IAEA. El resto de unidades se encuentran apagadas por mantenimiento o están en “modo de reserva”.
Las reacciones internacionales ante los sucesos en torno a la planta de Zaporiyia no se hicieron esperar.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó a Moscú a detener sus actividades militares en esa zona. Más tarde, en un mensaje de Twitter la Embajada de EE.UU. en Kiev dijo que “es un crimen de guerra atacar una central nuclear”.
Mientras, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, señaló que los “horribles ataques” de Rusia “deben cesar de inmediato”.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, dijo que el ataque “irresponsable” podría “amenazar directamente la seguridad de toda Europa” y añadió que solicitará una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, el viernes, para “aumentar la presión sobre la maquinaria de guerra de Putin”.