Oaxaca es un destino de popularidad incuestionable para aquellos turistas que vienen desde diversas partes del mundo para disfrutar de la gastronomía, para relajarse en las paradisíacas playas, recorrer las comunidades y admirar las magníficas artesanías que se producen.
Día tras día podemos encontrarnos con fotos y anuncios que muestran la cara más amable de nuestra tierra: redes sociales, televisión, publicidad en las calles, etc. Rigoberto Díaz Julián y Alberto Duarte saben que la fotografía puede crear realidades. Desde su quehacer como fotógrafos y docentes han estudiado las formas en las que nuestra entidad es representada a partir de una mirada proveniente del exterior y destinada a ésta.
“Vivimos dentro de una sociedad de la imagen, donde estamos viendo imágenes todo el tiempo: Instagram, Facebook, nos están bombardeando, y no hay una visión crítica de lo que está sucediendo en Oaxaca”, afirma Duarte, y añade que gran parte de la producción artística en la entidad está hecha con el propósito de vender a un público determinado la imagen idealizada de nuestra entidad.
“Nos estamos acostumbrando a producir para vender a un público que posiblemente lo que quiere es eso. Como la imagen romántica de lo que es Oaxaca y no una imagen crítica de lo que es Oaxaca”.
Por su parte, Díaz Julián añade que, desde su perspectiva, esta mirada idealizada y comercial arrastra tras de sí una dinámica de poder en la que el turista, como sujeto privilegiado, impone, de alguna manera, su visión.
“Mi percepción de lo que sucede en Oaxaca con la cuestión del turismo pues es que muchas veces quien tiene el poder de la imagen es el turista, porque el turista es el que carga la cámara. Y lo que sucede en Oaxaca es que es un grupo determinado de personas quien puede tomar las fotografías, y los que somos de Oaxaca asumimos un papel de a quien se le toma fotografías”.
Mirar a Oaxaca desde ojos oaxaqueños
Frente a esta situación surgen creadores y proyectos que buscan retratar la vida local de una manera más auténtica: el día a día en las comunidades, sus problemáticas y su forma particular de entender y relacionarse con el mundo.
“Hay fotógrafos y fotógrafas que ahora están creando desde lugares específicos, desde sus comunidades, pero sin un afán de idealizar a sus comunidades”, apunta Rigoberto, consciente de que las imágenes producidas especialmente con fines turísticos, tienden a ignorar la realidad en la que viven muchas comunidades.
“Algunos fotógrafos y fotógrafas oaxaqueñas están tratando de dar una mirada más amplia, alejada de esta idealización. De alguna manera es una forma de resistencia desde la imagen”.
Además de su labor como fotógrafo y artista visual, Rigo también se desempeña como profesor a nivel universitario. Él cree en la importancia de la educación visual como una herramienta para poder reconocer los diferentes discursos que se gestan desde la fotografía y la imagen en Oaxaca. Reconoce que no se trata de tomar una postura contra los turistas o contra lo que se produce desde el exterior, sino de tener una postura crítica.
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“Desde la escuela a uno se le enseña a leer, en el mejor de los casos, pero no se le enseña a leer o a hacer imágenes. Entonces a mi me parece que la educación visual es una herramienta, porque no se trata del turismo contra las personas locales. Hay personas que han venido de otros lugares y que han creado de manera conjunta estrategias de educación”.
Educación y creación desde espacios independientes
Alberto Duarte también reconoce la labor que los artistas locales realizan por retratar, de una forma mucho más auténtica, la vida en las comunidades del estado, produciendo imágenes que se alejan de los clichés y estereotipos.
“Creo que Oaxaca está en un momento de quiebre donde están saliendo muchos fotógrafos que están produciendo imágenes para sus comunidades. Hacer una imagen para que la lea un público extranjero es muy diferente a hacer una imagen para que la lea la comunidad. Eso se me hace muy interesante y creo que tiene un valor muy importante”.
En 2020, Duarte fundó, junto con su compañera, Noemí Hernández, la Comitiva Patronal de la Imagen, un espacio con el cual buscan llenar un vacío en educación visual entre la comunidad oaxaqueña. El proyecto, que surgió a partir de una convocatoria para proyectos artísticos, tiene una fuerte identidad local, la cual puede palparse en su nombre.
“Le pusimos la Comitiva Patronal porque en la fiesta de los pueblos se organiza una comitiva, que es la encargada de hacer la fiesta… Entonces nosotros nos dedicamos y hacemos la fiesta de la imagen, prácticamente”.
Otro aspecto que destacan ambos es la responsabilidad y el respeto por las tradiciones y las costumbres de nuestras comunidades. Apuntan que es importante tener el consentimiento de los sujetos fotografiados y, sobre todo, no contaminar ni interrumpir los ritos que se llevan a cabo, solo por el afán de conseguir una buena toma.