Bad Bunny, los jóvenes son más susceptibles a la necesidad de alguien a quien admirar o “idolatrar”, pues requieren sentirse parte de algo, de hallarle sentido a su vida, por lo que suelen ser fanáticos de algún cantante o grupo, videojuego, serie, y en el caso de los artistas, se vuelven figuras aspiracionales, a quienes buscan imitar.
El fenómeno Bad Bunny puede responder a esa necesidad de la juventud.
El Dr. Carlos David Carrillo Trujillo, profesor de la Facultad de Psicología y experto en psicología social, explica que el comportamiento colectivo es aquel que se produce frecuentemente mediante el contagio, es por ello que eventualmente una información específica se convierte primero en un chisme, luego en un rumor y puede llegar a ser una leyenda urbana
El mundo hiperconectado en el que vivimos facilita el acceso a la información, pero también dificulta la identificación de información verdadera y fidedigna; aunado a la rapidez en que viajan los datos en las redes sociales, el comportamiento colectivo hoy más que nunca se amplifica.
El comportamiento colectivo puede estar organizado o desorganizado. Una marcha de protesta es un ejemplo de un comportamiento colectivo organizado, mientras que una turba es un colectivo desorganizado.
El peligro está en que es muy fácil pasar de un comportamiento organizado, como puede ser un concierto o una manifestación, a un comportamiento desorganizado de turba o saqueo.
Explica que algunos elementos que favorecen la desorganización en el comportamiento colectivo son: el tamaño del grupo, a medida que al grupo se va sumando gente la desorganización se ve favorecida; y la violencia, un pequeño brote de agresión puede terminar en una trifulca. Los factores ambientales como el calor, al generar incomodidad, también favorece la desorganización. En el caso de los espectáculos, el consumo de alcohol, drogas y el estado eufórico propio del evento hace muy fácil que surja la desorganización.
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Bad Bunny modelo aspiracional
Respecto a la influencia que un artista puede tener sobre las personas que lo admiran, particularmente los jóvenes, el experto apunta la importancia de entender que los jóvenes son más susceptibles a la necesidad de alguien a quien admirar o “idolatrar”, y hay figuras en el espectáculo que para la juventud son un modelo aspiracional.
Estas figuras están rodeadas de éxito, admiración, dinero, símbolos de estatus, reconocimiento, es decir, todo lo que cualquier joven desea para su vida. De tal manera que, para sentirse parte de ellos, suelen imitar su moda, lenguaje, conductas, intereses e incluso lograr transmitir valores e ideología.
Idolatrar a figuras artísticas no conlleva en sí ningún peligro, el problema surge cuando se idealiza de manera exagerada a esta figura artística, perdiendo los parámetros de la realidad y atribuyéndole características fantásticas.
De ahí puede surgir el fanatismo que, “llevado a niveles extremos, puede significar la pérdida de identidad para algunas personas con tal de asimilar al artista”. Con la intención de identificarse con él o con ella, son capaces de imitar conductas peligrosas o dañinas para su salud o seguridad.
Los gustos musicales
Con relación a si los padres deben estar alertas de los gustos musicales de sus hijos, el también director del Instituto Construye señala que la música es un factor que apoya la construcción de la identidad personal, además de ser un medio mediante el cual se pueden canalizar y expresar emociones y sentimientos.
Pero, al menos con los menores, es importante que los padres dialoguen con sus hijos sobre sus gustos musicales, sus aficiones, sus pasatiempos, y que a través de ello se logre una identificación con ellos. “Claro, es importante que todo esto sea en un clima de acompañamiento y respeto”.
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Externa que “los adultos tendemos mucho a juzgar, y olvidamos que nuestros gustos y aficiones también en algún momento pudieron sonar o ser muy disruptivos. La moda, la música, el arte en general, como medio de expresión, suele ser también una manera de protesta de aquellos que no se sienten comprendidos o incluidos. De esta manera conocer los gustos de nuestros hijos colabora en poder entender cómo se sienten y piensan”.
El Dr. Carlos David Carrillo opina respecto al fenómeno que en ocasiones se da cuando un artista tiene un éxito global, y hay grupos de detractores que critican, hablan mal y se oponen a dicho artista y a quienes lo siguen.
Sobre esto, puntualiza que “la gran mayoría de las personas creemos que nuestros gustos son mejores que los de otros. Los adultos pensamos que lo de antes es mejor que lo de hoy. Es importante entender que no necesariamente es mejor o peor, sino simplemente es diferente. Y que parte de esos gustos son contextuales, es decir son parte de un momento histórico, económico y político específico”.
Desde este sentido hay que aprender a respetar los gustos de los demás; sin embargo, sí se requiere filtrar cierta información, sobre todo a los niños y jóvenes porque a través de la música se van creando o consolidando conductas y sentimientos.
Destaca que lo que sucede ahora con Bad Bunny es que, por una opinión, una idea mal entendida e incluso por compartir en una red social cierta información “nos cancelen”.
Resalta que hay que tener mucho cuidado con ello, pues nadie es perfecto y se debe estar abierto al cambio.