En la actualidad se escucha y lee mucho respecto a los Derechos Humanos, sin que algunas personas conozcan de ellos y lo que significa para su vida y las de sus familias.
Y para explicar un poco al respecto, debo retornar a la Declaración de los Derechos Humanos (la declaración francesa del constituyente del 57) que plasmaron los Derechos del Hombre, en su Constitución, esto respecto a la visión individualista que en aquel tiempo predominaba.
En México, en nuestra Constitución de 1917, se consolidó el Amparo como protector de los Derechos Fundamentales, a los que se les nombró como Garantías Individuales, esto como algo nuevo que establecieron los derechos sociales y con ello, se complementó a los ya existentes.
Y al establecerlos se establece al Juicio de Amparo como el protector de estos derechos.
El Amparo, es un juicio o proceso que se inicia por la acción que ejercita cualquier gobernado, es decir una persona normal, ante los órganos jurisdiccionales federales en contra de todo acto de autoridad que le cause un agravio en el ámbito jurídico, y que considere contrario a la Constitución.
El Amparo guarda y hace valer los derechos de igualdad, seguridad jurídica y propiedad, que estos son derechos tradicionales.
Cuando se ha violado un derecho de los ciudadanos, le corresponde al Poder Judicial Federal, resolver si el derecho alegado se violó o no.
Burgoa nos dice que los derechos humanos son éticos, imperativos y son los que respetan la vida, la dignidad de las personas.
Es por ello que, cuando consideremos que algún derecho humano o fundamental ha sido violado por alguna autoridad, hagamos ejercer el Amparo para la protección de nuestros derechos y que la autoridad competente tenga ese conocimiento y resuelva al respecto.
Es un derecho que todos los mexicanos tenemos y que está elevado a nivel constitucional, hagámoslo valer hoy que vemos tantos derechos humanos coartados, violados en el nombre del “Bien Común”.