Las secuelas en la salud mental se han agravado de manera sustancial a dos años de la pandemia. Para los especialistas en el tema, Durango pasa por momentos complicados por las medidas de resguardo, no es solo la depresión alcanzada, también es el padecer o haber padecido covid-19.
El coronavirus deja una sensación similar al estrés postraumático, causada por el efecto de no poder respirar de manera correcta. En enero el crecimiento de casos positivos a covid-19 fue exponencial y por las características de ómicron, familias enteras se infectaron, lo que generó zozobra porque la economía se afecta al igual que las relaciones familiares.
A pesar de que la letalidad de esta cepa es menor a la de variantes como alfa y delta, causa temor el hecho de infectarse o reinfectarse, tan solo recordar los síntomas es una situación que genera crisis de ansiedad porque se recuerda lo sucedido la primera vez y es cuando se dan los trastornos mentales.
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La psiquiatra Martha Palencia dio a conocer que los duranguenses llevan más de dos años sobreviviendo.
“El principal problema en Durango es una depresión social generada por la pandemia, pero cabe mencionar que ya se tenía una situación económica precaria y creo que con todos los cierres de negocios que se han dado, así como la falta de apoyos, la gente ha tenido que salir a trabajar y esto ha hecho que los contagios aumenten, mientras más pobreza, más contagios y lo vemos en defunciones”, señaló Martha Palencia.
Claudia Cecilia Pérez Arellano Soto, titular de la Dirección de Atención al Desarrollo Familiar y Humano, del Sistema DIF Estatal, dijo que la sociedad no solamente se encuentra en crisis, sino que se agravó con la pandemia.
Expuso que hay una carencia de desarrollo humano en la familia porque los padres se encuentran ausentes por el trabajo o hay violencia por la falta de recursos, por otra parte no existen valores espirituales y morales para solventar esta crisis.