El 8 de febrero se celebra el Día del Nirvana o Paranirvana, dedicado a la contemplación y la espiritualidad en lugares destinados para el retiro espiritual. Esta celebración coincide con el día en el que Buda alcanzó el Nirvana Final, consiguiendo la felicidad más allá del cuerpo físico.
El Nirvana es una palabra que proviene del sánscrito y significa “apagado”. Es un concepto fundamental en las religiones del hinduismo, el jainismo y el budismo, referido al estado supremo de felicidad alcanzado por el alma, liberada del sufrimiento (dukkha), de la conciencia individual y del dolor mediante diversas técnicas y prácticas espirituales.
Enfoques del Nirvana
Según el Hinduismo, el Nirvana estima la unión con el uno absoluto (Brahman), referido a un mismo suceso de paz interior. Representa una fusión del alma o atman con la divinidad o lo absoluto.
En cambio, en el Budismo, la realización del Nirvana implica la liberación definitiva del sufrimiento de la existencia o de los estados de reencarnación de todos los seres vivos.
De acuerdo al Janaismo, el Nirvana se logra cuando el individuo se libera de las ataduras del karma, finalizando su experiencia en el mundo o su existencia terrenal, alcanzando el nirvana o su total liberación.
Etapas del Nirvana
Según la filosofía Budista existen cuatro etapas para alcanzar el Nirvana:
- Sotapana.
- Sakadagami.
- Anagami.
- Arhat.
¿Cómo alcanzar el Nirvana?
Alcanzar el nivel de Nirvana a través de la purificación de la mente es un proceso personal que no es tarea fácil. Se requiere de mucha preparación, constancia y dedicación para lograr este estado mental y equilibrio interior, mediante la ejecución de actividades, prácticas y técnicas espirituales. Te comentamos algunos consejos y recomendaciones básicos para aplicarlos en tu vida cotidiana:
Medita con regularidad, siendo la meditación el elemento clave para vivir en paz consigo mismo y en armonía.
Lleva un modo de vida saludable, con una sana alimentación y actividad física regular.
Transforma tu mente para afrontar las adversidades, desarrollando la paciencia como virtud, para aceptar de corazón las circunstancias a afrontar.
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Practica el desapego al yo, a otras personas y a situaciones limitantes que constituyan un obstáculo para sentir plenitud y bienestar. Trata a las demás personas con compasión y empatía, mejorando tu relación con el entorno.
Presta atención a como piensas y te sientes en el momento presente, a fin de concienciar cada movimiento y cada pensamiento.