Red pública-¿Y quién va a refundar a la Plataforma?

 

Edgar Mereles Ortíz.

 

“En estas épocas hay

viejos políticos autoritarios

con disfraz de demócratas”.

Hermenegildo García.

“Puedes engañar a todos un tiempo

y a algunos todo el tiempo,

pero no puedes engañar a todos

todo el tiempo”

Abraham Lincoln.

“Pobre del cantor de nuestros días,

Que no arriesga su cuerda

por No arriesgar su vida”.

Pablo Milanes

En otoño del año pasado nació un esfuerzo político para hacer frente a las intenciones de Alejandro Moreno por entregar el PRI a López Obrador y su cuatroteología, sus fundadores Fernando Lerdo de Tejada, José Encarnación Alfaro, Margarita Sánchez Gavito, José Monroy Zorrivas, Fernando Peña Garavito, entre otros.

En una publicación, de esos días, titulada “Quisieron ser frente y terminaron en freno”, se hacía referencia a las debilidades de algunos personajes que integraron a ese gran esfuerzo político.

Y es que el problema de la Plataforma está en que la mayoría de sus integrantes son mujeres y hombres que han hecho política desde la década de los sesenta, más de cincuenta años de formación política vertical, unipersonal, autoritaria y sin ningún otro mérito que obedecer y acatar sin cuestionar los caprichos de sus jefes.

El PRI es una historia con capítulos muy contradictorios en una línea de tiempo de poco más de nueve décadas., Vemos capítulos de desarrollo económico, crecimiento industrial, edificación de escuelas, hospitales, clínicas; la constitución de instituciones del Estado que son, hoy, un valladar en contra de los intentos fascistas de López Obrador.

También existes etapas de persecución, tortura, purgas internas, asesinatos selectivos y masivos, corrupción, saqueo y exclusión. Aquellas pictóricas frases de Fidel Velázquez: “el que se mueve, no sale en la foto” o la de Carlos Hank: “político pobre, pobre político” son retratos que aún perviven en el sentimiento de una mayoría política que ocuparon cargos de representación popular, fueron funcionarios públicos y dirigentes partidistas o burócratas de altos niveles.

Entre esas aguas se creó la Plataforma, con una caterva de “extodo”, que fueron parte fundamental de todas las decisiones que poco a poco horadaron la credibilidad del PRI.

Casi todos con su disciplina, conductas antidemocráticas y codicia personal, incluso por sus relaciones familiares, fueron ascendiendo en los peldaños del poder. Ahora en la oposición están extraviados, por decir lo menos, y la nostalgia de las formas antiguas de ejercer el poder los lleva a conductas o políticas de violencia, exclusión, agresión y odio.

Sí, y debo decirlo con todas sus consecuencias: La Plataforma para la Refundación del PRI tiene a una minoría inteligente, democrática, con visión renovadora y anhelos de trasformación para que el Institucional sea un dique ante el entreguismo Morenista y la sumisión Moreirista. Conductas de abyección que tienen como fin transitar con Morena y sobrevivir.

Margarita Sánchez Gavito, Fernando Lerdo de Tejada, José Encarnación Alfaro, José Valdés, Martín Olavarrieta, José Monroy, Alfonso Rivera, José Merino, Miguel González Compean, Nabor Ojeda y algunos más, tienen una tarea muy difícil de lograr al interior de la Plataforma: democratizarla.

Del otro lado de la banqueta existen personajes que son un dique a la voluntad transformadora. Y esta no es un sentencia, es una conclusión después de observar el desarrollo político que han tenido en el PRI, mientras estuvieron, y en el gobierno sin importar qué color gobierne.

¿Cómo puede una persona que renunció al PRI, trabajar por su refundación, cuando por su propia voluntad y decisión personalísima renunció a el? Y lo que es más grave todavía, no se ha acercado al Partido para reafiliarse. En esto hay una grave contradicción, diría el Chileno, hasta biológica.

La Plataforma necesita de identidad, sentido de pertenencia y no de sentimientos de venganza o una política de rencores. Necesita de innovación, reinvención, búsqueda de fórmulas que la hagan una organización que deje de ser de personas que actúan como cuando eran jefes únicos y nadie los cuestionaba o los contradecía.

La Plataforma es un avispero de generales y generalas que han dejado de trabajar, desde hace años, el contacto territorial, la presencia en las calles, los espacios públicos y la conversación con la gente.

El reto es mayúsculo, están atorados en una lucha jurídica que ya genera cuestionamientos internos; una prominente lentejuela del pasado inició una impugnación contra la Asamblea Nacional, ésta hace más de un mes se realizó y no han tenido ninguna respuesta que les signifique, por lo menos, una señal de que tiene vida esa querella. Lo más grave y sospechoso, es que el estratega jurídico tiene una apasionada oposición a irse a los órganos jurisdiccionales.

La Plataforma no está diseñada para convivir en un modelo democrático en su toma de decisiones ni en su esquema de organización. Están adoptando reglas que limitan, coartar y frenan las iniciativas de lucha y activismo político. Ahora, todas las iniciativas que se presenten, se irán a comisiones para ser discutidas y después poder ser aprobadas. ¡Santos remedios! en su nostalgia, quieren modelos parlamentarios para mantener el control político de todo cuanto se proponga, y cuando algo no les guste, como en la clásica Cámara de Diputados, a la congeladora.

¿Pueden los priístas confiar en una propuesta refundacional cuando uno de sus insignes integrantes fue uno de los operadores políticos de Alejandro Moreno en su campaña para la Presidencia Nacional del PRI? ¿Se puede confiar en la voluntad de transformación en alguien que solo juzga y descalifica todos los documentos que se elaboran, cuando éstos cuestionan de fondo las políticas del CEN del PRI? Todo parece indicar que el enemigo está adentro.

Triste lo que está sucediendo al interior de esa organización. Están en manos de una minoría antidemócrata, estulta, autoritaria y fascista.

Vuelvo a la lista de políticos con quienes inicié esta colaboración. Todos ellos y algunos más que no menciono por problemas de espacio, deben abrir los ojos, afinar sus sentidos y agudizar sus habilidades. Sí la purga continúa, la Plataforma terminará siendo lo que CODIP en la CDMX, un mausoleo político para rendir pleitesía al jefe en turno. Y el portador del virus es el mismo personaje.

Hoy, con pena y dolor, podemos decir que el marcador va 1-0 favor Alito.

Ciudad de México a 31 de enero 2022.

 

 

 

 

 

 

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