El 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar, se firma un acuerdo internacional conocido como la Convención de Ramsar, acuerdo internacional que promueve la conservación y el uso racional de los humedales, hoy en día lo integran 172 países, México se integró a esta Convención el 04 de noviembre de 1986 con el objetivo de proteger, conservar y hacer uso sostenible de estos ecosistemas. Celebración internacional con el que recordamos lo esenciales que son para la supervivencia, no sólo de la especie humana, sino de toda la vida en el Planeta, pero ¿qué es un humedal?
Los humedales son zonas de transición entre los ecosistemas terrestres y los ecosistemas acuáticos, los humedales abarcan lagos y ríos, acuíferos subterráneos, marismas, pantanos, turberas, pastizales húmedos, deltas, oasis, estuarios y zonas marinas próximas a las costas cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros, incluso manglares y arrecifes de coral, también se consideran los sitios artificiales, como estanques piscícolas, salinas y arrozales.
Los humedales son considerados como uno de los ecosistemas más productivos del Planeta, por ello, se consideran estratégicos, soportes vitales para el ser humano y biodiversidad. Ofrecen múltiples servicios, como: el suministro de alimento y agua dulce; recarga de mantos acuíferos; contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático; regulan y protegen de inundaciones, tormentas, ciclones y huracanes; estabilizan los suelos y previenen deslaves; así como de hábitat de un gran número de especies de flora y fauna silvestre.
México tiene inscritos 143 humedales con importancia internacional –sitos Ramsar-, 64 de ellos se encuentran dentro de un Área Natural Protegida Federal. El total de la superficie es de poco más de ocho millones de hectáreas, colocando a nuestro país en segundo lugar a nivel mundial en cuanto al número de sitios con protección internacional.
Desafortunadamente estamos perdiendo humedales, tanto en superficie como en calidad, los contaminamos, destruimos y fragmentamos, establecemos desarrollos urbanos, turísticos, industrias, campos agropecuarios y vías de comunicación, en consecuencia, mermamos los servicios ambientales que proporcionan.
Los estados de la república con mayor superficie de humedales son: Campeche con 26%; Tabasco 16%; Chiapas y Veracruz con el 9% cada uno, esto de acuerdo con el Inventario Nacional de Humedades de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). Los que están en mayor riesgo son los de la zona norte, por tener una mayor presión hídrica y por encontrarse en zonas áridas o semiáridas, como Cuatro Ciénegas, en Coahuila; pero también corren peligro los que están ubicados en zonas costeras.
De acuerdo con la Evaluación cuantitativa de la pérdida de humedales en México, realizada por la Dra. Patricia Moreno Casasola del Instituto de Ecología del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, estimó, que más de la mitad de los estados que actualmente tienen humedales han perdido cuando menos el 50% de éstos, los más afectados son: Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Baja California, Sonora y Tabasco, calculando que nuestro país ha perdido el 62% de los humedales.
La degradación y pérdida de los humedales acarrea graves impactos directos, no solo en la calidad y acceso al agua, sino también en la seguridad alimentaria, a la adaptación al cambio climático y a la biodiversidad, el 25 % de las especies que habitan en los humedales están en peligro de extinción.
La Política Nacional de Humedales en México reconoce que, “los bienes y servicios que proveen los Humedales son vitales para el bienestar de la sociedad y la conservación de la diversidad biológica y que su aprovechamiento requiere de un esquema de responsabilidad y equidad para promover el bienestar de la población y garantizar que los valores, bienes y servicios ambientales que proporcionan los humedales perduren en el largo plazo”.
Por tales motivos, es necesario llevar a cabo las acciones que aseguren el mantenimiento de sus características ecológicas, así como establecer instrumentos que faciliten la planeación y gestión para el aprovechamiento sustentable y la protección de los humedales mexicanos, garantizar su continuidad será la meta deseada.